Simplificando algo mi vida digital (y la otra)

Minimalismo. Simplificar. Preocuparme por menos cosas. Preocuparme menos por las cosas.

La vida ya es suficientemente complicada. Y yo tiendo a complicarla aún más. Acumulando ordenadores. Acumulando teléfonos. Acumulando programas. Acumulando libros, vídeos, podcasts, música, comics. Acumulando.

Libros que a veces no se leen. Vídeos para los que no tengo tiempo. Podcasts que no escucho. Me sorprendí a mí mismo cuando me creé una lista en iTunes con todas las canciones que tenían 0 reproducciones. ¡Había un montón!. Prueba a hacer ese ejercicio: igual te sorprendes. Y recuerdo que siempre me he reído de la gente que compraba libros y luego no los leía. Hasta que me he puesto a revisar mis estanterías…

Acumular cosas tiene muchos problemas. Primero, gastas dinero en comprar el objeto. Luego, tienes que ponerlo en algún sitio. Ponerlo ahí cuesta dinero: si no tuviera nada, tendría una casa más amplia, sin estanterías. Ese es un extremo. Pienso que hay que tener el número suficiente de cosas. Enough, como dice Patrick Rhone. No me planteo vivir en una cueva. Pero lo cierto es que, cuantas más cosas poseas, de más cosas te tienes que preocupar. Ocupan espacio físico y mental. Y eso cansa.

Acumular cansa. Y no te hace feliz. Compramos por una promesa, por la promesa de que ese objeto te hará más feliz. El colmo son esos anuncios de coches que te dicen que atarte a un préstamo para comprar un coche que no necesitas te va a hacer libre. Y vas a poder conducir por carreteras vacías mientras se pone el Sol. Eso nunca pasa. Y lo puedes hacer también con tu viejo coche, de paso.

Un ejemplo son mis ordenadores. Recuerdo cuando sólo tenía mi PC, mi viejo 286. No podía hacer otra cosa que sacarle partido, al máximo. Y lo exprimía. Ahora tengo varios. Y todos tienen su función, y bastante uso. Pero a veces siento la tentación de quedarme sólo con uno. Sólo uno para gestionar, actualizar, hacer copia de seguridad. Tener varios crear trabajo.

Otro son las redes sociales. Desde hace años tengo una sana política: no me doy de alta en ninguna nueva (a no ser, claro, que seas Google + y te den de alta al poner el microondas por la mañana). Ya tengo más que de sobra.

Mis redes actuales son:

  • Twitter. La que más uso, con mucha diferencia. Para estar informado (de las cosas de programación que me interesan). Para charlar con gente a la que admiro y sigo.
  • Facebook. La uso bastante menos. Borraría el perfil, pero es el único punto de contacto que mantengo con algunas personas.
  • Redes de geolocalización, o de check-ins, o como se llamen. Usaba Gowalla, pero la compró Facebook y la cerraron. No me he apuntado en Foursquare. No le veo sentido. Una menos.
  • Fotos. Flickr. Paso de 500px, o de Pinterest, o de otras. Simplificar: Flickr me da backup infinito de mis fotos (si es que las quiero subir, que esa es otra cuestión). Y puedo crear álbumes. Que sí, que está Picasa. Pero hay que elegir: mejor una y usarla que tener varias cuentas y no aprovecharlas.
  • Mensajería. No le veo sentido a tener BBM, iMessage, Skype, Whatsapp, Telegram, Line y las otras 100 que salen cada mes. De las anteriores, para mensajería, uso Whatsapp sobre todo. E iMessage porque viene con el iPhone. Skype lo uso para llamadas. En el resto, no me he dado de alta.
  • Trabajo. Uso mucho LinkedIn. Tenía cuenta en Xing. Hasta hoy. He borrado mi perfil. Una menos de la que preocuparme. Menos correos recibidos. Y todas las actualizaciones en LinkedIn.
Borrando mi cuenta en Xing

]2 Borrando mi cuenta en Xing

Tengo ganas de simplificar. De simplificar mucho más. Creo que voy a empezar de nuevo otro ciclo de venta/donación/reciclaje de cosas. Quiero tener pocas cosas, y buenas. Y que use mucho. Y no acumular.

5 comments

  1. Hola Diego,

    Yo me di cuenta de lo que describes cuando mi yo jugón no le dedicaba más que 1 hora a un juego y luego pasaba al siguiente. Me acuerdo cuando no hace mucho me acababa casi el 90% de los juegos a los que jugaba. Ahora, si llega a una hora por juego, es todo un récord. Y, como tu mismo indicas, pasa con la música (es por eso que ya sólo utilizo Spotify), con los libros (sólo compro ebooks), y un largo etcétera.
    Una herramienta que ha ayudado a organizarme y suprimir este exceso ha sido Evernote: libros a leer, música preferida, … voy anotando y organizando qué es lo que me gusta. Y, de tanto en tanto, voy repasando lo que he ido añadiendo y puedo ver que es lo que más utilizo y simplificar lo que no necesito.
    Un saludo.

  2. Planteamiento muy interesante, de hecho hace tiempo que vengo dándole vueltas a temas similares. Un ejemplo es el RSS, cada vez sigo menos blogs, de hecho ya hice una gran limpieza por que hasta me creaba ansiedad no poder consumir toda la información ¡quiero aprender!. O Pocket, entran más articulos de los que salen.

    Otro ejemplo que indicas es el de los objetos físicos. Desde hace años me dio por coleccionar DVD y Blurays y tengo casi 200 y desde hace tiempo me planteo si es una buena idea. Los objetos físicos te atan y te condicionan de cierta manera. Por ejemplo si quisiera tirarme a la piscina y pirarme al extranjeros seguro que pasaría por mi cabeza que hacer con todas mis colecciones y frikadas.

    Como dices la clave estar en buscar el equilibrio.

    • 100% de acuerdo, J.M.

      Yo no quiero ser un eremita sin nada, porque eso no me haría feliz. Soy hedonista. Quiero cosas que me resulten bonitas, útiles y me den placer. Cuando algo no lo usas nunca y sólo lo arrastras de mudanza en mudanza, quizás hay que plantearse si cumple esas tres propiedades.

      A mi me cuesta horrores, pero de vez en cuando hay que eliminar cosas. Nunca he echado nada de menos después.

  3. Pingback: Simplificando lo que llevo en los bolsillos — freniche.com: Another personal blog about everything tech-related

  4. La vida ya de por sí es compleja, si encima le añadimos aficiones, cacharros y demás se vuelve algo muy rebuscado. Tampoco ayuda el hecho de que de un tipo de aplicación tengas miles, ¿cuántas redes sociales necesitamos?. Ni el hecho que en parte poseemos cosas porque nos incitan el deseo a tenerlas y aparte de nunca estar satisfechos, hoy tengo un mac mini, mañana deseo un mac pro y suma y sigue…Al final tengo tantas cosas que deseo que no soy feliz por tenerlas tampoco porque deseo más. Al final los budistas tenían razón.

Comments are closed.