Monolingual: recuperar espacio de disco en tu Mac

Monolingual es una pequeña aplicación, que probablemente sólo ejecutarás una vez en tu vida, pero que te alegrará conocer. Yo la encontré gracias al podcast de Macniacos, en una recomendación. Por cierto, excelente podcast que recomiendo si vais de casa al trabajo en coche, metro, cercanías o autobús pero que, os aviso, son dos horas por episodio, así que hace falta tiempo para escucharlo.

Lo que monolingual hace es borrar todas las traducciones que acompañan al Mac OS X de las diferentes aplicaciones. Para facilitar el uso del Mac, Leopard ya viene con las aplicaciones traducidas a infinidad de idiomas, de forma que si cambiamos el idioma en las Preferencias del Sistema las aplicaciones que vienen de serie como Mail, Safari, etc. aparezcan en ese idioma. Esto es lo que se llama localization (l10n).

Tener todos los idiomas instalados de saque, está claro que es una gran ventaja. No hay que andar instalando cosas después. Pero todo tiene un precio, y en este caso se mide en GB de disco. Todas esas localizaciones, que rara vez vas a utilizar, están ahí ocupando espacio. Y uno nunca tiene suficiente disco duro (o RAM), como demuestra esta captura:

Espacio ocupado antes de usar monolingual

Espacio ocupado antes de usar monolingual: ¡940 MB libres!

Monolingual permite borrar ficheros de tres categorías:

  • los ficheros de localización de las aplicaciones (Languages)
  • la traducción de los menús (Input menu)
  • ficheros compilados para otras arquitecturas, que no funcionarán por ejemplo en tu Mac Intel al ser para PowerPC, pero que están rondando por tu disco duro.

En mi caso, como voy a utilizar el ordenador siempre en Español, y a lo mejor alguna vez en Inglés, he dejado esos dos idiomas marcados. Si necesitas algún otro que utilices con frecuencia (por ej. el Catalán, Español e Inglés sería una opción bastante lógica en las partes de España en que se hablan ambas lenguas oficiales) basta con dejarlo marcado. Revisando la lista de idiomas disponibles me encontré con la frikada de rigor, parecida a la que ya había comentado aquí.

La Frikada de rigor escondida en las traducciones del sistema

La Frikada de rigor escondida en las traducciones del sistema: ¿Klingon?

El caso es que el manejo es muy sencillo. Apuntar y disparar en el botón Remove. Tras un ratito borrando ficheros (si usas un portátil mejor lo conectas antes al cargador MagSafe), el resultado es excelente:

Espacio recuperado por Monolingual

Espacio recuperado por Monolingual

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La iFamily

Ser informático, de todos es conocido, es un trabajo sufrido. Da igual que tu trabajo sea programar el Columbia, o calcular el siguiente récord de decimales de PI en un centro de supercomputación. Tu padre te llama para que le arregles la TDT, que no se ve a la vez que el DVD. Y lo peor son las reuniones con gente desconocida. Intentas explicar tu trabajo y al final desistes y acabas diciendo aquello de trabajo con ordenadores. Un poco como si un neurocirujano dijese que trabaja en un sitio con camas y gente con bata blanca.

El caso es que esta profesión, encima, no tiene descanso. Como realmente es una vocación, y a todos nos gusta hacer nuestras cosas con el ordenador al llegar a casa, muchas veces nos ofrecemos a ayudar a los demás. Para evitar esta parte buena de nuestra forma de ser, y reivindicar la situación, han surgido infinidad de camisetas del estilo de «NO, NO te voy a arreglar el ordenador». Pero todas las excusas, frente a tu santa esposa, no sirven de nada.

 

Camiseta “NO, NO te voy a arreglar el ordenador”

 

 

«¿Cómo que el driver de esta impresora no permite imprimir dos páginas en una? ¿Y a mi qué si Vista ya no soporta este hardware? Pues fulanita imprime así, y su marido no es informático. ¡Siempre tengo que heredar todos tus ordenadores viejos!. Oye, ésto del antivirus cómo se actualiza… «. Esto es lo que cualquier sufrido informático (casado, o con pareja) escucha al llegar a casa, después (probablemente) de más de ocho horas de trabajo. Y uno piensa «si le pudiera poner un UNIX, por ejemplo Linux, se acababan la mitad de mis problemas, de virus, actualizaciones del sistema, etc.». Bueno, la verdad es que uno piensa otras cosas, pero al final racionaliza con lo anterior. Pero luego te imaginas a tu mujer haciendo «sudo su; aptitude dist-upgrade» y como que no lo ves del todo… Demasiado follón.

 

Así estaba yo hace un par de años. Mi mujer tenía un portátil, heredado, con Windows XP, con el que básicamente editaba documentos, leía su correo y navegaba por Internet. ¡Ah, y jugaba al solitario, esa gran aplicación, que junto con el buscaminas han impulsado más a la informática personal que el microchip o los discos duros!. El problema es que con XP uno dedica más de la mitad del tiempo a atender al ordenador y no a realizar la tarea que quiere hacer. «Necesito que me actualices». «El antivirus está caducado». «¡Los iconos del escritorio llevan tiempo sin usarse!». ¡Basta!. El ordenador está para servirme a mi, y no al contrario.

Desde mi AMSTRAD CPC 464, que arrancaba en un cuarto de segundo y estaba siempre dispuesto para hacer lo que a mi me daba la gana, hasta estos monstruítos, que tardan una eternidad en arrancar y no paran de pedir actualizaciones del sistema como Óliver Twist más gachas, algo había ido horriblemente mal en la evolución de la informática, y no nos estábamos dando cuenta. El tiempo dedicado a la administración de los sistemas de mi casa, frente al tiempo dedicado a las cosas importantes, como jugar a Civ IV, me mostraba que algo iba mal. Y encima, en esa época, fui padre por primera vez. Tiempo libre disponible reducido a cero.

El AMSTRAD CPC 464

Así que un día decidí «tirarme a la piscina» y comprarle a mi mujer un MacBook blanco. «El ordenador es tan bonito, que seguro que le gusta», pensé. Además, si al final no lo sabe usar, siempre puedo devolverlo en los quince primeros días. Yo nunca había visto una máquina Mac antes. Huelga decir que tampoco la había usado. Pero bueno, si he tocado todos los Windows y Linux del mundo ¿qué va a ser esto de la manzana para mí?. Y configuré el correo, probé el navegador, … Con el tiempo, empecé a buscarle programas necesarios: Firefox, OpenOffice.org para Mac (NeoOffice), algún descompresor de ficheros, esas cosas. Y me empezó a sorprender lo fácil que se instalaba, sólo arrastrando las aplicaciones a la carpeta de Aplicaciones. Y cómo me recordaba al Amiga OS, con ese menú siempre «pegado» arriba, y no a la ventana. Y lo fácil que se conectaba a la Wifi. Y encima era un UNIX, un UNIX que no necesitaba de una terminal si no te querías comer el coco, pero que si querías terminales te permitía disponer hasta de grupos de terminales que se abrían al llamar a Terminal.app. Y me enamoré.

Grupos de terminales en Mac OS X

Cada vez que miraba a mi portátil con Linux, y me tenía que pelear con el hardware por cualquier actualización, me acordaba de mi mujer. Porque se había hecho el silencio. Ya no me consultaba nada sobre su ordenador, ni tenía que instalarle nada. Ella simplemente lo usaba. Y yo, cuando podía, también. Al final, no pude soportarlo y me compré mi MacBook Pro de 15″ y 2GB RAM, junto con una Time Capsule de 500 GB. Y toda mi infraestructura giró a la manzana: los discos externos ahora se formateaban en HFS+, el sistema de ficheros Mac, nada de FAT32, ext3fs o nfts. En Diciembre de 2008 nos compramos un iPhone 3G 16 GB por cabeza y acabamos con años de teléfonos Nokia. Y ahora me he comprado, de segunda mano, un Power Mac G5 con dos procesadores 1.8 Ghz PowerPC que servirá como equipo de escritorio. El círculo se ha cerrado y apuesto totalmente por la infraestructura Mac, dejándome un portátil con Windows (Vista, toma ya) para los juegos. Pero para el resto, Mac.

Lo siento, Linux. No se puede ser eternamente el aspirante al escritorio (este va a ser el año de Linux en el escritorio), porque al final viene alguien y te quita el puesto. Como tú se lo quitaste a Solaris, HP/UX, AIX, …

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Buscar archivos ISO o DMG en Mac OS X

Supongo que todos nos bajamos cosas de Internet. En estos días de despilfarro extremo, uno se baja una distro de Linux en un momento. Y suele pasar que los ficheros con extensión ISO (un fichero que guarda una imagen de un CD-ROM o DVD, de forma que luego podemos copiarlo a un CD real) se amontonen en el disco duro. En mi caso, esperando el momento para usarlo. Y, claro, cuando vas a usarlo ¿adivinas qué pasa?. ¡Que no lo encuentras!

En el caso que os comento, andaba buscando una Ubuntu 8.10 y nada, ni en Descargas, ni en Documentos, que no la encontraba. Y se me ocurrió una cosa. ¿Y si pongo en el Finder .ISO? ¿Será el Mac OS X tan listo como para mostrarme una lista con todos los ficheros que acaben en ISO que tengo, independientemente de donde los tenga guardados?

Buscando archivos .ISO

Pues sí, como se puede ver. Basta con escribir .ISO en la búsqueda e indicar que se quiere buscar en el nombre de los ficheros. Y por cierto, la misma técnica sirve para localizar archivos DMG, que es como se distribuyen la mayoría de los programas en el mundo Mac. En este caso, me gustó tanto la búsqueda que me la guardé, y ahora localizar todos los .DMG me supone pulsar en una búsqueda guardada 🙂

Búsqueda guardada de DMGs

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Eliminar el icono de MobileMe de la barra de menú de Leopard

Yo no uso MobileMe (un servicio de sincronización de Apple, de pago, que te permite tener tus contactos, citas, correo, etc. sincronizados en varios ordenadores, tu iPhone, …) pero aún así tenía que sufrir en silencio el iconito en la barra de menú superior.

Hoy Googleando me he encontrado con la forma de quitar el icono: basta con pulsar la tecla comando, pulsar y arrastrar fuera de la barra de menú el icono: se borra solo. A veces se tarda más en saber cómo hacer algo que en hacerlo 🙂

Actualización 04/01/2010

He visto (bueno, escuchado) en el Podcast Macniacos #60 que también se puede hacer lanzando iSync y mirando en sus Propiedades. Hay una opción que podemos desactivar llamada «Mostrar estado en la barra de Menus»

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VNC en mi MacBook Pro

Chicken of The VNCEntre otras cosas, claro. Saqué esta instantánea de la pantalla mientras Time Machine realizaba una copia de seguridad (se puede ver montado el volumen de copia de seguridad de Time Capsule en la esquina superior derecha). En los otros Spaces (escritorios en Linux) no se que tendría corriendo, pero en éste sólo me quedó espacio para el Chicken of the VNC, un cliente VNC que, como se puede ver funciona bastante bien.

 

Con el VNC estoy conectado a mi viejo servidor Linux (un Pentium IV con un par de discos duros que me ha servidor de firewall, router, servidor de archivos e impresoras y que va a ser jubilado por la Time Capsule). En la máquina Linux me he conectado al Time Cápsule para subir ficheros. Sería el colmo del geekismo si no fuera porque encima los ficheros son juegos comprimidos de Amiga para después acceder mediante Wifi desde mi Amiga 1200 al Time Capsule y bajarme los que me gusten. ¿Se puede ser más friki?

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Razones para no usar un Mac

En el último par de meses, mientras me han ido llegando, primero el MacBook Pro y luego la Time Capsule, he sido el más pesado del mundo en Isotrol y le he contado a todos, creo que al conserje incluído, que me cambiaba a Mac. Hablando con unos y otros de las bondades del sistema ha pasado como siempre que se comparan coches, películas favoritas o sistemas operativos. Que cada uno intenta defender con argumentos perfectamente objetivos el hecho subjetivo de que algo te hace más feliz.

Porque ese es el final de toda discusión de ese tipo. Un fan de Star Wars nunca va a convencer a un Trekkie de que los trajecitos del Capitán Spock son como los de Peter Pan en versión futurista («no tienes ni idea de cine»). A un fanático de los 4×4 no se le puede convencer de que son coches menos estables y más contaminantes que un turismo («eso será que tú no sabes conducirlos»). A un Linuxero talibán (no es mi caso) no se le puede convencer de que hay vida más allá de Linux. Todo tiene su justificación. Y las dos que he escuchado de forma más repetitiva son:

«Los Mac están bien, pero son muy caros»

¿Caros? Comparados con un Acer de plástico de 500 Eur., claro que sí. Pero no son magnitudes comparables. No se puede comparar un Ferrari con un Seiscientos (aunque cada uno sea muy bueno en lo suyo). Mi MacBook Pro tiene un cuerpo de aluminio. Un sensor de luz ambiental que hace que el teclado se retroilumine cuando no hay suficiente luz. Una cámara web con una calidad impactante. Una tarjeta de red inalámbrica que cumple con 802.11n. El otro interfaz de red es de 1Gbit, no de 100 Mbits. Incorpora un puerto firewire de alta velocidad. Y la lista sigue y sigue. Un MacBook Pro se debe comparar, en hardware, con un Sony Vaio. Y los Vaio, que también incorporan elementos de altísima calidad, no son precisamente baratos. Por eso, los Mac no son caros: pagas por la calidad de componentes que compras.

«Los Mac tienen mucho diseño, pero nada más»

Antes de empezar, citemos a la Wikipedia cuando habla de qué es Diseño:

Diseñar requiere principalmente consideraciones funcionales y estéticas.

Cuando uno dice que algo está bien diseñado, o que tiene un buen diseño, no sólo se refiere a lo bonito que es. Si no, diría «qué bonito que es». Algo bien diseñado es fácil de usar, es funcional, soluciona algún problema mejor que otro producto / servicio similar pero peor diseñado. En el caso de los Mac, efectivamente, están bien diseñados. El problema lo tienen el resto, que deberían aprender a diseñar sus productos. Pongamos ejemplos:

 

  • el teclado retroiluminado de mi MacBook Pro y el ajuste que hace de la lumninosidad de la pantalla cuando el sensor de luz detecta que estoy haciendo el friki en la oscuridad, no son una cosa «chula», «cool» o «guay». Es algo tremendamente útil cuando no quieres tener encendida necesariamente una luz y estás sentado en el sofá con tu pareja viendo una serie que tú odias.

 

 

  • el adaptador de corriente MagSafe, que es un imán y se desconecta al dar un tirón al cable no es algo accesorio: es algo que salvará a tu portátil de más de una caída, si eres tan torpe como yo.

 

 

  • el cuerpo de aluminio, además de bonito hace de disipador natural de calor, manteniendo a mi máquina fresquita. Prueba a hacer eso con un portátil de plástico.
  • el sensor de movimiento que quita el salvapantallas al sentarte a la mesa o bien te permite cambiar entre escritorios.

 

 

  • el mando a distancia para ver películas o escuchar música.

Frente a todo ésto que lleva, escucho las críticas de lo que no lleva.

 

  • tiene pocas conexiones USB. Cierto, sólo tiene 2. Más que suficientes, por cierto. Existen unas cosas que se llaman «Bluetooth» y «WiFi». Conectad los dispositivos a la red y listo.
  • no tiene puerto serie ni paralelo. En 2008 ¿cuántas veces vas a volver a usar esos puertos, como no te dediques a programar microcontroladores o a conectarte en modo IBM 3270? Se sincero…

Diseñar es tomar decisiones. Sobre qué se deja, qué se quita, cómo se consigue una determinada funcionalidad, etc. Cuando estas decisiones no se toman aparecen los malos diseños ya que se quiere contentar a todos. Un ejemplo es la salida de vídeo para un segundo monitor. El MacBook Pro tiene únicamente salida digital y no la analógica. Muchos modelos de portátil vienen con las dos. ¿Para qué?. Dispón de una y usa un adaptador. Aunque tengas las dos no vas a poder ponerle dos monitores externos a tu portátil. Sin embargo, los malos diseñadores incluyen ambas, «por si acaso». Otro ejemplo: la ausencia de conectores PS/2. ¿Quieres un ratón o un teclado externo (cosa que no puedo entender con el trackpad y ese teclado retroiluminado, pero bueno…)? Pues compra uno BlueTooth. Entra en 2008.

 En fin, con todo esto no pretendo convencer a nadie de que se compre un Mac. A fin de cuentas, Steve Jobs no me paga el sueldo (de momento, pero estoy abierto a negociaciones, Steve). Yo soy un switcher feliz. Y eso significa que mi sistema es el mejor.

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Cambiando a Mac

Esta entrada, como la mayoría de las anteriores desde que uso WordPress, la escribo desde mi nueva máquina. Soy lo que se llama un switcher, es decir, uno que ha pasado de otro sistema operativo (típicamente Windows, aunque en mi caso vengo de Linux) a MacOS X. Mi orgullo y adoración se llama MacBook Pro, 15″ Wide Screen, con 2GB de RAM y 160 GB de Disco Duro. Y una historia un tanto rocambolesca.

Mi MacBook Pro

Este equipo lo pedí mediante el Apple Store de Educación. Me llegó una unidad estropeada. Mal comienzo. Llamé y me lo cambiaron por uno nuevo sin pedirme ninguna explicación. Salvo la espera, una buena experiencia. Al final, me llegó éste que ahora veis.

Bueno, y ¿cómo es que te ha dado por cambiarte?

Hay una firma por ahí (creo que en amiga.org) en la que se dice:

«Linux es para los que odian Windows, FreeBSD para los que aman UNIX».

No he usado nunca FreeBSD (ni ningún *BSD), pero creo que esa frase se podría aplicar también a MacOSX.

He usado Linux desde el 94. En el 95, junto con Antonio Luis Delgado, acabé mi proyecto fin de carrera, un programita multiplataforma, escrito en C++, que igual corría sobre Linux que sobre MSDOS, pero que se escribó íntegramente en Linux. Desde entonces he usado Linux en mayor o menor medida, pero desde 2003 ha sido mi único S.O., tanto en el trabajo como en casa. Así que no se me puede acusar de sospechoso, de odiar a la comunidad de Software Libre, ni de insider de Microsoft, ni de nada raro. Me siento agusto en un UNIX, sea Linux o sea Solaris, o la shell bash mejorada del AmigaOS que incluye características y comandos de UNIX. Pero no soy un fanático de Linux. Hace unos años, en el SIMO de Madrid nos pedían razones para usar Guadalinex en lugar de otras distros Linux. Alfonso de Cala respondió magistralmente (y desde entonces me ha apropiado de la respuesta)

«Guadalinex es libre; eres libre de usarlo y de no usarlo. No voy a darte razones más que ésta: lo uso porque me gusta».

En esta frase hay mucha sabiduría escondida. Por un lado, los talibanes de su distro de Linux, desprecian al resto, probablemente sin conocerla a fondo. Y, por eso, te piden «razones» para el cambio a lo cual inmediatamente te responden con objeciones para hacerlo. Luego no quieren razones. Quieren consignas, dogmas, iluminación de un Gurú. Por otro lado, te pueden dar doscientas razones técnicas para usar un S.O. en lugar de otro, pero el único sentido que tiene para existir un S.O. es permitirte hacer cosas con un ordenador. Y siempre se será más productivo con lo que nos gusta (véase inteligencia emocional). Todo ésto, repito, se aplica al talibán software libre. Hay muchos usuarios que símplemente disfrutan con su Linux (o su Windows) y te dan la razón antes descrita como principal y se quedan tan anchos. Otros, desgraciadamente, te dicen que si no usas lo que a ellos les gusta, una de dos, o eres idiota o un inútil sin conocimientos.

Bueno, al grano. Que me pasado a los Macs. Y que no quiero darle a nadie razones para cambiar. Al final, ya sabéis, la única razón es que seréis más felices con MacOS X y hablaréis maravillas, o no y hablaréis pestes. La situación que me ha llevado a cambiar fue la actualización de mis dos máquinas Linux a la ultima Ubuntu, la 7.04. Llevaba un tiempo con Guadalinex 3, con casi todo funcionando bien, de manera estable, pero esos videos por internet de Beryl y el famoso cubo en el escritorio me hicieron desear u escritorio algo más bonito. A fin de cuentas, había pasado un tiempo desde que me compré mi portátil anterior, un Dell Inspiron 9400 con una ATI x1400 y las distribuciones de Linux ya no son lo que eran. A fin de cuentas Ubuntu es «Linux para seres humanos». Pues que si quieres arroz, Catalina.

Instalé Ubuntu y ¡el desastre!. Las X no se arrancaban aceleradas. Es más, para instalar Ubuntu en el Inspiron 9400 tuve que usar una versión de Ubuntu sin instalador gráfico, cosa de la que me di cuenta después de un rato de «disfrutar» de los encantos del S.L. Tras mucha lucha, mucho leer por foros y páginas de auténticos santos de esos de los que lo documentan todo, conseguí tener Beryl funcionando. Y la Wifi, que no había funcionado con Linux nunca. Y el lector de tarjetas SD que lleva incorporado. Pero entonces comenzamos otra batalla: si el escritorio estaba acelerado, Firefox cascaba viendo vídeos en YouTube. La culpa, del Plug-in de flash, leo en los foros.

Pues no, comunidad Linux. La culpa es del proceso de desarrollo de Software Libre talibanizado.

Despertad. Estamos en 2008. Es intolerable que un S.O. de 2008 necesite reiniciar una wifi desde consola sólo porque se te ha ocurrido suspender el portátil. Estamos en 2008 y no quiero compilar nada si estoy usando una distro user-friendly. La culpa es del excesivo purismo que, en lugar de añadir características a los programas considera que «ser GPL» es algo muy valioso para los usuarios, por encima de «ya es libre y además hace más cosas». Síntomas de ésto es que Linux ya no es el campo donde aparecen las ideas nuevas. Símplemente se reciclan y copian las técnicas de escritorio de los otros dos S.O. (Windows y Mac). Ejemplos de lo anterior es el servidor X. Las XFree86 funcionaban perfectamente. Pero no eran 100% GPL. Se desarrolló el servidor X.org, que tenía nuevos bugs y ¿qué aportaba al usuario?. ¿Ejecutar un servidor X?. Eso ya lo hacía el XFree86. Lo mismo pasó con KDE y Gnome. Y así estamos. En lugar de sumar esfuerzos y avanzar, se reinventa la rueda una y otra vez. ¿Que la gestión de energía funciona?. ¡Cambiémosla y así tenemos a la gente entretenida un rato, que disfruten de ACPI! ¿Que los drivers propietarios de ATI funcionan con las XFree86?. Creemos un nuevo servidor de X con una implementación GPL de los drivers de ATI que te den menos prestaciones.

 

 

Y entre los lectores (los que aguanten, claro, presumo que serán usuarios de Windows o Mac disfrutando morbosamente, felicidades si eres de Linux, demuestras tener la mente abierta y criterio propio) los habrá que han dicho, antes de cerrar con un click y un improperio la página:

 

  • este tío no sabe como instalar un servidor X.org y culpa a Linux. Pues claro. Estaba instalando Ubuntu. Que es para tontos, en teoría. Si yo, que sí se instalar un servidor X tengo problemas ¿qué problemas no tendrá un usuario normal?
  • ¡pues no uses Linux!. Ya, si en esas estamos, como no me hace feliz perder el tiempo…
  • La culpa es de ATI, que no liberaba información sobre sus tarjetas gráficas y no se podían hacer drivers libres en condiciones. Ahora que AMD ha comprado ATI seguro que liberarán las especificaciones y tenemos los super-drivers que nos harán felices… Ya, ya, la culpa siempre es de otro. ¿Y porqué no esperar a eso y no usar unos drivers que hacen infeliz al usuario?. Para la mayoría, GPL son sólo unas siglas, que a algunos nos gustan mucho (a fin de cuentas, esta web tiene licencia GFDL), pero no un artículo de fe.

Tras mucho leer, y mucho pelearme, conseguí que el S.O. estuviera más o menos estable. Y entonces es cuando la idea del Mac comenzó a rondarme por la cabeza. Mi mujer llevaba un año con un MacBook de 13″ blanco en casa y yo lo usaba cada vez más. Sus 20 seg. en arrancar, junto con la posibilidad de tener Firefox (o Flock, que me gusta más) eran demoledores. Así que, al final, he decidido dar el salto definitivo. En otros posts iré contando qué cosas se pueden hacer con esta máquina, en la que un UNIXero se encuentra como pez en el agua. Me he comprado también un Time Capsule y he cerrado el círculo Mac. Ahora, dedico mi tiempo a hacer cosas, y no a administrar el sistema para poder hacer cosas con el ordenador. Y soy más feliz.

 

Que comiencen los flames 🙂

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