«Libre» no es una característica; «gratis», sí

Foto de un dentista, sacada de Flickr

Foto de un dentista, sacada de Flickr

Aquella tarde, Pepito Pérez llegó sudando copiosamente al dentista de su barrio. Por supuesto que estaba en una segunda planta y, por supuesto, el ascensor estaba estropeado. Con cada latigazo de su muela un escalofrío le recorría la espinal dorsal y se olvidó de su miedo a los dentistas, del sonido del torno, del sabor amargo de la anestesia…

Se sentó en el sillón, tras esperar lo que le pareció una eternidad (lo suyo era una emergencia) y le dijo al dentista:

  • doctor, esta muela me está matando, ¡Sáquemela, por favor!

a lo que el dentista, mirándole perplejo y quitándose la mascarilla (el cubrebocas) le respondió:

  • mi querido Pepito, veo que tu uso habitual de otros servicios y tu nivel de ignorancia te hacen creer que soy médico. Pero no, soy dentista. Y lo que tienes mal es un canino, no una muela. Además, probablemente con una endodoncia te baste, no hay necesidad de una extracción…

¿Alguien se imagina, dónde mandó pepito a aquel dentista? Pepito lamentó no disponer de un teclado como éste para esa misión, pero le dejó muy claro, entre gritos, al de blanco, que fuera médico, dentista o churrera, a él le dolía un diente, y que acabara con el dolor, que luego para cobrar no íbamos a ser tan detallistas…

Parecerá una exageración, pero esto es lo que te encuentras en ciertos círculos informáticos cuando te tratan de convencer de que Sí, éste es el año de Linux en el Escritorio, sólo porque es libre. Y aquí está la clave: para un usuario normal (el 99,99% de los usuarios de una plataforma) que el Software sea libre no le aporta nada, no es una característica conocida y por tanto deseable. Que sea gratis y se pueda usar sin pagar de forma legal sí que lo es.

¿Es realmente necesaria otra batallita?

Sí, lo es. Estáis en mi web y ya me conocéis.

Supongamos que el fabricante de mi coche, en este caso Ford, fuera un fabricante libre. Me daría los planos del motor y una lista de componentes «marca blanca» para que yo me mantuviera la máquina, si me apetece. Podría incluso cambiar el logotipo de Ford y me mantendrían la garantía. ¿Alguien piensa que los talleres quebrarían?. Yo soy un usuario de los coches. Los uso para ir a sitios y lo que me interesa es la capacidad que tienen de desplazarme a mí y a la carga que lleve. Pero no me interesan los coches. Vamos, que no quiero tocar un motor, porque además no tengo ni idea. Pues con los ordenadores, estimados colegas y predicadores de la Verdad Libre (GPL?, GPL2?, ASL?, es verdad, aquí hay varias verdades, igual que cada religión tiene la suya…) pasa lo mismo.

Repeat after me, fanboys of free as in speech: «No podemos pedirle al 99,99% de los usuarios que aprendan a programar en C, para tener la libertad de poder modificar ellos mismos su sistema». Porque simplemente no quieren.

Geek Felino (click para ir a la galería del autor en Flickr)

Geek Felino (click para ir a la galería del autor en Flickr)

Las ideas del Software Libre, tan pregonadas por Richard Stallman, funcionan bien cuando se dirigen a la comunidad a la que estaban dirigidas inicialmente: a los programadores. Bueno, debería decir a algunos programadores. Uno de los problemas del Software Libre (y uno de sus mayores alicientes, según como se mire) es que toda la responsabilidad está en nuestro lado. Aquí no hay una gran empresa que nos de soporte (y nos cobre por ello). Es el propio usuario el que debe mantener su propio sistema, con la ayuda de la comunidad, y con todo lo que ello implica. Hay que aprender cosas. Y leer mucho. Y probar y dedicarle tiempo. Y ser conscientes de que la responsabilidad es nuestra, de que no podemos quejarnos de una empresa que nos ha vendido «basura».

Y que la audiencia en la que piensan muchos de los gurús del S.L. siguen siendo los programadores lo demuestra las preocupaciones mostradas por Linus Torvalds sobre el tamaño del núcleo de Linux. A un usuario le da igual si el kernel pesa unos megas más o menos. Nunca lo va a compilar, ni se va a leer el código. Pero a los programadores ciertas cosas les ponen histéricos. Por eso a Linus le preocupa que el Kernel esté engordando. No pasa nada por engordar: le pasa a los S.O. que maduran, que evolucionan, que se usan. Lo peor que le puede pasar a un programa es que su código no cambie: entonces estará muerto.

Productos Sorfware Libre que triunfan

Creo que ésta es la parte curiosa del asunto. Hay productos que son libres y que han triunfado. Como Firefox. Como el servidor web Apache (httpd). Como el JDK de Java. O Eclipse, entre los programadores. Y otros tantos. ¿Porqué estos triunfan pero Linux sigue esperando su «año de Linux en el escritorio»?. Desde mi punto de vista, por varias razones:

  • Firefox es simplemente mejor que IE. Tiene solapas. Solapas. Hoy en día cualquier navegador tiene solapas. Pero antes había que abrir una ventana nueva por cada página que queríamos ver. Y eso eran muchas ventanas abiertas. Lo que significaban muchos iconos en la barra de tareas de Windows. Y mucho tiempo perdido pulsando Alt + Tab hasta encontrar de nuevo la web que buscábamos. Cuando aparecieron las solapas, fue una revolución. Y detrás vinieron los plug-ins de Firefox. Hoy en día hay pocas cosas que Firefox no pueda hacer. Es una auténtica navaja suiza.
  • La gente solo sabe que es bueno, que es más seguro que IE, que hace más cosas… y que no tiene coste.
  • Firefox es una marca. Linux no. Desde la fundación Mozilla se han esforzado por crear una marca única, luchando contra varios problemas (Firefox comenzó con otro nombre, que estaba registrado: FireBird). Han creado un logotipo reconocible. Recuerdo cuando se lanzó la v1.0 de Firefox, que se pidieron donaciones para publicar en el New York Times un anuncio a toda página. Es tan reconocible que por culpa de una camiseta de Firefox, en esa época, me reconoció otro friki de lo libre en un aeropuerto y estuvimos hablando. Y por cierto, da igual que estés en Linux, Windows o Mac: siempre hay un Firefox disponible y siempre con el mismo icono.

Firefox, ese gran navegador

Firefox, ese gran navegador

Y estas son las tres claves de todo producto:

  • Ser bueno en lo que hace
  • Tener un mejor coste total de propiedad que las otras alternativas
  • Ser un producto: es decir, tener identidad propia entre otras cosas

Pensemos en otros productos que nos gustan (al menos a mí) y veremos que se cumplen estas tres reglas: los productos de Apple, los Paradores de Turismo, los mantecados y polvorones de Estepa, los porquets de Camprodón, …

En el caso de Linux:

  • Es bueno, si estás dispuesto a permanentemente parchear el sistema. Cosas que antes funcionaban, con la siguiente actualización pueden dejar de funcionar, mágicamente. Un ejemplo, que no tiene por qué ser significativo, pero que me molesta bastante: el soporte de Tablet PC que lleva Ubuntu. Cada vez que se actualiza Ubuntu, hay que andar parcheando el fichero de configuración de las X porque se pierde el soporte de dispositivos Wacom. Uno, que ya es perro viejo, tiene una copia de seguridad del fichero de configuración de las X, y cada vez que actualizo el sistema gráfico, sobrescribo el ficherito… Linux es un buen S.O. UNIX. Lo uso desde hace muuuchos años, y en forma exclusiva en casa (hasta que me pasé a Mac) desde 2001. En el trabajo es mi día a día. Pero para un usuario normal… es demasiado complicado y punto. Ahora, todos los GNU-trolls del globo hispanohablante (y con ayuda de Google Translator algunos más) comentarán que no, que el problema no es el sistema, son los usuarios contaminados por su experiencia anterior con Windows, etc. Ya, ya, pero aunque sea más eficiente poner el volante del coche en medio, yo lo prefiero a la izquierda y los ingleses a la derecha. Qué le vamos a hacer. Y por cierto, me gusta que la gente comente 🙂
  • Es gratis si hablamos de licencias. Pero hay que invertir tiempo en aprender a usarlo. En cualquier caso, lo recomiendo: aprender a usar cualquier UNIX es una experiencia que nos hará aprender de todo, pero sobre todo cosas de Windows 🙂
  • Pero (y es el problema más gordo que tiene) Linux no es un producto. Cuando tienes que desgañitarte con tu amigo del alma para explicarle que estás hablando de Linux, no del kernel, o de las diferentes distribuciones, o que es GNU/Linux y qué significa eso… es que algo va mal. No hay que explicar qué es Windows. O qué es la Coca-Cola. O un Mercedes. o Firefox. Pero con Linux la cosa cambia: ¿hablas de Ubuntu o de Red Hat?. ¿Del kernel o del S.O.?. Aquí, ni los expertos se ponen de acuerdo: hay una página de desambiguación en la Wikipedia. Mal síntoma.

Linux nunca pintará nada en el Escritorio: Ubuntu puede que sí

Bill recomienda Ubuntu (click para ir al autor)

Bill recomienda Ubuntu (click para ir al autor)

Y es que Ubuntu sí que es un producto. Es conocido. Tiene su propia marca. Se basa en Debian, luego tiene todo lo bueno de Linux, pero simplificado. Hay una hoja de ruta clara y actualizaciones predecibles. Por eso, si algún Linux va a triunfar masivamente en el mercado va a ser Ubuntu. Además, hay empresas detrás que pueden dar los servicios que administraciones y otras empresas necesitan. Y generar mejoras para el resto de usuarios domésticos.

Aunque, por supuesto, todos los supuestos defensores de «lo libre», en lugar de hacer lo que ellos quieran y dejar que la gente use Ubuntu, o no lo usen, o que usen MSDOS si quieren, los tacharán de traidores, por usar software impuro que no viene de repositorios 100% GPL2. Este tipo de defensores de la libertad en el uso del software me resultan divertidos: eres libre si no usas Windows y haces exactamente lo que ellos dicen. Si no, envueltos en la bandera de protegerte de las peligrosas consecuencias que tendrá usar software sólo 99% libre, te pondrán a caer de un burro para que repares tu error. Ha pasado con Miguel de Icaza recientemente. Uno de los impulsores de Gnome, que ha escrito tanto y tan buen software, sólo porque quiere ser 99% libre ya es un traidor.Y son estas disputas internas las que ocasionaron que apareciera KDE. Así, en lugar de tener un escritorio como el de Mac, Linux tiene múltiples gestores de ventanas casi-funcionales. Y que no me hablen de Beryl y el cubo de marras. Muy bonito visualmente, pero es como el Aero de Vista: no sirve para nada, salvo para hacer un video en YouTube.

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Haciendo el Enjuto mojamuto con mi pda

Asi llevo un rato, como en el episodio de enjuto mojamuto «el peor dia de mi vida», reiniciando el Windows Mobile 5 de mi iPaq hw6915, «apagando y encendiendo el router», que se traduce en apagar el teléfono, encenderlo, meter el pin y volver a conectar a la red GPRS, reiniciando win mobile de nuevo…

Lo peor que puede pasarle a una persona en la vida es que se acostumbre a una tecnología que siempre funciona y que de repente falle. La frustración, e incluso el pánico que se generan cuando las cosas no funcionan «como siempre» son enormes. Pensemos en lo que pasa cuando hay un apagón largo. O el pánico que se desató cuando la red movil de vodafone cayo en españa. O lo que nos cabrea que no arranque el coche «justo ahora». O el típico remedio casero para arreglar cualquier aparato electrónico que falla: darle un golpecito.

Somos, como en casi todas las ocasiones, animales pasionales y no racionales. No pensamos en los cientos de veces que en los ultimos años ese coche se ha encendido a la primera, o ese modem se ha conectado a internet. Porque si fuéramos un poquito más listos simplemente intentaríamos solventar el problema dando un rodeo. Aunque lo normal sera que sigamos un rato probado con el dedo en el reset, por si acaso.

Y el caso es que mientras hacía todo ésto he conseguido escribir este texto en la iPaq… No tenemos remedio.

Os dejo con Enjuto, que lo explica mejor que yo:

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Contra-natura informática

Creo que voy a ser castigado por algún Ente Superior del mundo de los informáticos. Al menos, lo merezco. Debo confesar hoy mis pecados, que son muchos, y más aberrantes cuanto que no me he dado cuenta de ellos de tanto insistir en el vicio.

Hoy estoy trabajando. Pero no en la oficina. Estoy teletrabajando mediante una conexión vnc a mi ordenador de Isotrol. Es la forma de teletrabajo que más me gusta, ya que me permite sentirme «como en la oficina» pero con el pijama puesto. Accedo a todos mis ficheros de trabajo, el correo, etc., etc. Podría usar el web-mail, o el mail desde fuera con un cliente en mi portátil, pero al final, siempre necesitas algún fichero que espera pacientemente en tu disco duro. Claro, que hacer vnc a un equipo que está tras un firewall y cuya IP puede cambiar, ya que se asigna mediante DHCP no es algo tan sencillo como compartir el escritorio desde GNome, o instalar algún servidor de vnc. Podría haberme peleado con un http-tunnel, pero he preferido usar LogMeIn.

LogMeIn en funcionamiento

LogMeIn es un servicio en el que, tras registrarte, puedes empezar a añadir los equipos que controlarás remotamente. Añadir los equipos es tan sencillo como entrar en LogMeIn en el equipo que quieres controlar e instalar su propio programa de vnc. Este programa crea el http-tunnel e informa al servicio central de LogMeIn de si está encendido o no el equipo, la dirección IP que tiene, etc. Así, para conectarnos, bastará un navegador que soporte Java para poder acceder a nuestros equipos a distancia. Lo bueno de éste servicio es que:

  • no tengo que recordar direcciones IP ni otras historias tristes
  • es gratis (hay versiones avanzadas, pero la básicano tiene coste)
  • usa SSL (conexiones seguras encriptadas)
  • me permite gestionar varias máquinas de un vistazo
  • no hay que instalar nada en el ordenador desde el que accedo al «controlado», luego podría entrar en mi equipo desde cualquier ordenador (de un amigo, en un ciber-café, etc.)

Evidentemente es un riesgo de seguridad enorme, ya que se accede a la parte «interna» de la red. ¿Cómo evitar este riesgo? Impidiendo que la gente se lo instale (tarde, en mi caso :-)) o bien utilizando un firewall de aplicación, capaz de distinguir no sólo conexiones entrantes y salientes desde/hacia determinados puertos y ordenadores, sino de qué se habla en esas comunicaciones. El FW de aplicación utiliza la misma censura que existe en una carcel: abre las cartas, las lee y si ve algo sospechoso, las retiene. Si no lo tuviéramos, en la cárcel sólo se comprobaría que Scarface no le escribiera a sus compinches, pero no se haría nada con esas cartas familiares y entrañables a su «padrino».

Bueno, pero volvamos al principio, que me pierdo. Todo tiene una forma natural de usarse. En Informática, ésto también se cumple. Y, como con el resto de las cosas, siempre existimos pecadores tratando de funcionar de manera «extraña». Estoy teletrabajando. Con LogMeIn, contra una máquina XP de la oficina. Desde Safari, el navegador de mi MacBook Pro. Sólo ésto ya es rarito. Pero, claro, me estoy descargando mi correo personal. Y tengo el calendario iCal abierto, porque quiero sincronizar mi PDA HP iPaq hw6915, que hace un par de días que no lo hago. Y este calendario iCal, por supuesto, se está sincronizando, a su vez, con los calendarios de Google que uso para las citas de trabajo. Tengo otro ordenador encendido en la habitación, en el cual estoy duplicando un DVD mientras unos ficheros se van copiando a mi Time Capsule…

Y ahora, que suenen redobles. ¿Qué estoy haciendo con el ordenador del trabajo, al cual accedo desde LogMeIn? Estoy importando correo. He cambiado de cliente de correo y quiero, como es natural, mantener mis correos antiguos. Estoy migrando de Evolution a Thunderbird. Ésto en sí no es demasiado complicado: ambos programas usan el venerable formato mbox para almacenar los correos y además en varios sitios describen cómo migrar de uno a otro. Lo curioso consiste en que estoy migrando desde un Evolution cuyos datos están en una partición con formato Linux (ext3fs) a otra con formato Windows (ntfs).

Esto de usar 50 programas para tener la sensación de «trabajar» se podría asociar a un síndrome de déficit de atención para Frikis (NADD). Pero el usar un programa para acceder a un equipo, que a su vez no usa su sistema de ficheros nativos, que hace una emulación de nosequé mientras al final se está grabando otra cosa me parece de lo más aberrante.

Antes, uno usaba su MS-DOS con programas de MS-DOS. Nada de emulaciones, escritorios remotos o simulaciones de sistemas de ficheros extraños. Se usaban las cosas de manera natural. Hoy, con tantas posibilidades a nuestro alcance, es normal que pequemos. Aunque algunos ya aberrábamos desde pequeñitos y ejecutabamos MINIX en un 286 🙂

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HeisenBug

Leyendo un artículo de Joel on Software me encuentro una referencia a los HeisenBugs. Esta es una palabra compuesta de «Bug» (error en un programa, aunque la traducción literal sea bicho) y el nombre Heisenberg. El Principio de Incertidumbre de Heisenberg (recordemos las clases de Física, sí, sí, aquellas en las que te dormías) establece que:

«es imposible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento lineal de una partícula.»

Antes de seguir, el momento lineal era la masa de la partícula multiplicado por su velocidad. Tómate una aspirina y quédate sólo con la idea de velocidad. Por ejemplo, si queremos saber dónde está un electrón y le «sacamos una foto», los fotones de luz lo desplazarán y cambiarán su velocidad. Por ello, podemos saber o dónde está una partícula o a qué velocidad se mueve, pero no ambas a la vez.

Esto mismo, aplicado a los errores informáticos, es el conocido «efecto del técnico presente», que establece que un error que nos lleva machacando toda una mañana desaparece en el momento en que el encargado de corregirlo aparece por la puerta. Por ello han unido el nombre del eminente físico al de error, creando el juego de palabras HeisenBug.

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El tratado del marrón

El tratado del marrón (y los tipos de marrones que existen, así como las técnicas ya archi-conocidas, como el brown-passing) forma parte ya de la cultura informática popular entre los informáticos (al menos los españoles). Muchas veces, en esas conversaciones distendidas que se tienen en los, por otra parte escasos, tensos momentos de descanso en los días previos a la entrega del proyecto estratégico de turno, surgen las bromas sobre los marrones.

También son conocidos como browns. Lo que me sorprende es que muchos informáticos de las nuevas hornadas desconocen estos conceptos, vitales otrora. Para ir refrescándolos, recomiendo encarecidamente la lectura del Tratado del marrón.

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Preguntas inocentes

Sucedió el pasado Domingo 24 de Julio. Mi mujer se había descargado de Internet unos documentos en formato PDF que quería imprimir. Mala suerte, porque el autor de los PDF los había protegido para que no se pudieran imprimir, de forma que tuvieras que leerlos en la pantalla del ordenador. Yo estoy acostumbrado a mirar la pantalla durante horas, por lo que no entiendo que a alguien le cueste. Pero les cuesta. Además, a mi me gusta leer los libros de informática con forma de libro.

Es entonces cuando surgió la pregunta inocente: «Diego, ¿estos PDF no se pueden imprimir de alguna manera?». Yo aún no sabía cuánto dolor estaba encerrado en esas diez palabras.

«Bueno, puedo intentarlo» – le contesté.

Sencillo, a fin de cuentas, para un freaky de la informática como yo. Bastaba con copiar uno de los PDF a la carpeta compartida pública de mi servidor Linux (mi mujer usa Windows XP). Para ser totalmente ordenado, dentro de /public creé una carpeta Paqui. Una vez situado, desde una terminal tecleé:

$ cd /public/Paqui $ pdf2ps nombre-fichero.pdf

¡Exito! El fichero se había convertido de PDF a PS (PostScript) y ahora sí que se podía imprimir usando el visor de PostScript de GNOME gvv (Gnome Ghostview). Ahora mismo alguien de la audiencia estará pensando «bueno, sí, eres muy listo, pero eso es precisamente lo que el autor del PDF quería impedir». Pues sí, me confieso. Los casados entre la audiencia me entenderán.

Un momento de triunfo

Exultante por mi triunfo (conseguido en apenas cinco minutos) me dirigí a la mesa de mi mujer con los papeles prueba de mi triunfo en la mano. «Listo» – le dije con una gran sonrisa.

«Gracias, está muy bien, pero… ¿y cuándo tú no estés?. ¿No hay alguna manera de automatizar el proceso para que lo pueda hacer yo sola?»

El mundo pareció enmudecer. Me sentía cada vez más pequeño. Ese es el tipo de preguntas inocentes que suelen hacer los usuarios y que normalmente suelen llevar aparejados un tremendo marrón.

Volví cabizbajo a mi servidor Linux y pensé. «Bueno, probablemente con un pdf2ps *.pdf esté todo solucionado. Me equivocaba. pdf2ps no admite comodines. Luego para procesar varios ficheros hay que hacerse un pequeño script.

«Ese peaso de script»

Bueno, nada más fácil que un pequeño script. En cinco minuto (más) tuve escrito algo como ésto:

#!/bin/bash
 PROGRAM=pdf2ps
for f in $1
do
echo $PROGRAM $f $f.ps
$PROGRAM $f $f.ps
done
nautilus /public/Paqui

El lector avezado en programación de la BASH Linux sabrá que el bucle for recorre todos los ficheros que coincidan con un patrón, pasado como parámetro en $1. Luego este script se usa así:

$ multiple-pdf2ps.sh *.pdf

generando un fichero pdf.ps por cada pdf.

¡Bueno, segundo momento de triunfo! Ya estaba todo listo. O casi. Subí el nuevo script a la rama correspondiente del CVS y me puse a pensar.

Mi reino por un visor de PostScript para Xp

Pues eso. La conversión había tenido éxito. Pero no quería que mi mujer tuviera que lidiar con CUPS y la impresión desde Linux (entre otras cosas porque aún no he configurado el driver de impresión para sacar dos páginas por hoja, pero ese es otro tema). Luego necesitaba un visor de PostScript para XP.

Sencillo: Google me llevó a http://www.cs.wisc.edu/~ghost/ de donde me descargué el visor Ghostview para Windows y el propio GhostScript (un intérprete de PostScript Software Libre; PostScript es de Adobe y los visores de PostScript valen pasta o en cualquier caso no son Software Libre). Dejé los ficheros en /public/Paqui y desde el XP instalé ambos ficheros (por cierto, la conexión por red a \einstein\public la había automatizado con una unidad de red, F: concretamente: otra tarea de «un minuto»).

La prueba fue un éxito absoluto: podía imprimir dos páginas por hoja abriendo el .PS desde XP. ¡Triunfo! ¿Ya? No, falta algo…

Un usuario en Linux

Claro. Si quiero que mi mujer pueda hacer ésto cuando yo no esté, debe poder entrar en el servidor. Bueno, sencillo, adduser Paqui, le pongo una clave, entro en su sesión de GNOME, le pongo un escritorio bonito, le creo un lanzador en el escritorio que ponga «convertir los PDFs» y que llame al script y listo. Otros cinco minutos.

Probemos. ¡Cómo!?. No puedo acceder a los ficheros de /public/Paqui. Horror. Al montar la unidad en Linux, tengo una línea en el /etc/fstab como:

/dev/hdc1 /mnt/hdc1-xp vfat auto,user,exec,uid=1000,gid=1000 0 0

que, entre otras cosas, monta la unidad /dev/hdc1 con el usuario de uid 1000 como propietario, o sea, yo. Por eso el usuario de mi mujer no puede leer /public

Solución: meter a los dos usuarios en el grupo users (de GID 100) y en el fstab poner:

/dev/hdc1 /mnt/hdc1-xp vfat auto,user,exec,gid=100,umask=002 0 0

de ésta forma, el propietario de la carpeta es ahora el grupo 100 (al que pertenecen los dos usuarios de Linux) y la umask permite unos permisos de lectura y escritura para el grupo. Todo solucionado.

Epílogo

Hay que ver lo que puede originar una preguntita inocente. Son los «poyaques». Es decir «po ya que puedo convertir de pdf a ps, vamos a convertir en masa», «po ya que he convertido en masa, que se haga con otro usuario», «po ya que …».

Muchas veces los «poyaques» ocupan más tiempo en los proyectos que las especificaciones originales. Ojo con los «poyaques» y las preguntas inocentes. Antes de decir «sí, si eso son sólo cinco minutos» piensa no vaya a ser que sean cinco tras otros cinco tras otros cinco….

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Lo que era la informática…

Es impresionante cómo avanza el tema informático.

Muchas veces hemos dicho o escuchado esta frase. Pero uno no se da realmente cuenta hasta que no lo ve con sus propios ojos.

He rescatado del olvido una publicidad de El Corte Inglés del 92. La tenía guardada por ahí, no se muy bien para que. Es impactante pensar que en esa época no se vendían móviles. Parece la prehistoria, pero el caso es que nosotros flipábamos con aquellas máquinas.

Como muestra, un botón: un flamante 486DX (el tope de la gama) con 8 MB de RAM y un HD de 245 MB. Y sólo por casi 3000 Eur.

Expoelectrónica 92

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