Un día en «Teacher’s Hell»

Credit: http://www.flickr.com/photos/barkbud/4257136773/

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He impartido muchos cursos a lo largo de mi vida profesional. Muchos. Muchas horas de formación. Es algo que me gusta mucho y me llena. Puedo explotar mi faceta de abuelo cebolleta y contar todas las batallitas que me apetezcan a un público cautivo que no puede huir a ninguna otra parte. Y encima me pagan por ello. Así qué todos contentos (menos los alumnos que tienen que aguantarme, claro)

Debido a esta experiencia acumulada, suelo preparar con mucho esmero cada curso. Reviso mi bolsa para comprobar que llevo el cargador del portátil, los cables de conexión al proyector, si llevo algún bolígrafo o libreta, el mando a distancia para pasearme mientras pongo alguna presentación en Keynote. Y voy preparado para todo. Bueno, para casi todo. Hace poco viví un completo Teacher’s Hell, una de las peores situaciones que he vivido. Hasta perder el avión de ida en el viaje a Panamá para el curso de Android que impartí en Julio me parece menos grave. Por la acumulación de problemas.

Llegué al aula con tiempo. Al menos, 40 minutos antes de empezar el curso. Empezamos a las 16:00 y acabamos a las 21:00, y son las 15:20. Así tengo tiempo de encender el equipo, probar el proyector, conectarme a la red, beber un café… Entro en el aula y todos los alumnos ya están allí, sentados. El proyector encendido. En tono de sorna digo «bueno, parece que hay ganas de empezar, ¿no?. ¡Eso es bueno, venís con ganas!». Mirada sería del responsable. «Diego, empezábamos a las 15:00».

De pronto, una sensación de caer en el vacío. El mundo se me viene encima. Una vez me presenté para un curso en la dirección equivocada y tuve que recorrer media Córdoba a la carrera. Pero llegar tarde, nunca, si puedo evitarlo. En mi calendario, apuntado el inicio a las 16:00. En la presentación del curso, igual. En mi mente, las 16:00. Reviso el correo, y efectivamente no aparece ninguna hora. Hablamos de «por la tarde». Probablemente asumí mal el horario, pero me extraña.

Me rehago. Saco el ordenador con una sonrisa nerviosa mientras me disculpo, lo enciendo y lo conecto al proyector. No se ve. Miro el cable de conexión al proyector: hay un bifurcador extraño, uno de esos cables en Y que permiten ver el proyector y la imagen en un monitor a la vez. Desconecto y conecto el proyector directamente al portátil. Se ve en la pantalla. Uf.

Tengo que dejarles los ejemplos a los alumnos, y además ellos deben conectarse a una B.D. MySQL que llevo en mi MacBook Pro. Es un curso de Hibernate. No MySQL == No curso. Pregunto por la WiFi. No hay WiFi. Bueno, sin problema, pienso: «me conecto con un cable Ethernet y listo». No, no tan rápido, la dirección de sistemas no te deja conectarte a la red, y además no vas a obtener IP con tu portátil. Bien. El entorno de desarrollo que traigo montado y la base de datos MySQL al infierno.

Bueno, aunque todo se tuerce, puedo montarlo todo durante el curso, mientras hablo de la teoría con mi keynote del Mac. El ordenador del profesor es un Dell con Windows XP. A fin de cuentas, me han dejado usuario y contraseña. Los introduzco y me sale el típico «tu contraseña ha caducado, y como veo que no tienes mucha prisa ahora mismo voy a molestarte un poco más obligándote a cambiarla«. Evito la tentación creciente de gritar y golpear algo. Me concentro e introduzco una contraseña segura, para evitar chorradas con el criterio de generación de contraseñas: «la contraseña es corta, debe tener mayúsculas, minúsculas y el Emoji de un caganet«. El ordenador me dice que no puedo cambiar la contraseña, que no tengo permisos para ello, pero que o la cambio o no puedo iniciar sesión. Llamo a soporte. Comento el problema, y lo solucionan de forma remota. Inicio sesión y se lanza un logon script de esos que tardan en una red corporativa medio año mientras un intérprete de comandos realiza tareas misteriosas. Tras lo que me parece una eternidad, llego al escritorio de XP.

Bueno, vamos a descargarlo todo: MySQL, etc. La velocidad de descarga se mide en Kbs, no en Mbs. Y son pocos. Estoy en el CiberDespacio. La descarga comienza a alargarse ante mis ojos, cansados y tristes. Los nervios aumentan. Se me acaba la teoría. No tengo BD. Tengo he pasar a los alumnos los ejemplos, esos que ya están en la carpeta pública de mi Mac, esa a la que no pueden acceder. Empiezo a pensar en preguntar por un cable serie Null-Módem para pasar las cosas, pero me muerdo la lengua. No hay red, y me acuerdo de la cita de Tanenbaum: «Never underestimate the bandwidth of a station wagon full of tapes hurtling down the highway». Tiro de USB.

Disco Kaput

Vamos con el pendrive. Saco mi flamante pendrive de 4GB. «Lo copio todo aquí, se lo paso a un alumno, lo pone en la red y listo». Parece que hay un servidor de ficheros, así que probablemente lo use. Introduzco el pendrive en el Mac. Aparece un error en pantalla. Algo de que copie los datos, que está mal el pendrive. No me lo creo. Parece que lo voy a tener que formatear. Ya formalmente cabreado, abro la Utilidad de Discos. Voy a darle formato FAT, que luego hay que usarlo en un XP y no quiero más problemas a estas alturas. No puedo. Me dice que el sector cero está defectuoso y que tire el pendrive. A estas alturas, empiezo a mirar alrededor buscando la cámara oculta. He llegado a la hora que no era, estoy sin WiFi, sin posibilidad de conectarme a la red, sin pendrive… Pregunto a los alumnos. Ninguno tiene uno encima. Quiero morir.

Utilidad de discos no puede formatear el disco

Hablo con el responsable del curso, que amablemente me ofrece uno. Lo uso para copiarlo todo en el pendrive y se lo paso a los alumnos. Mientras copian, mi mente procesa a toda velocidad. Vale, tienen los ejemplos, pueden ver la teoría en pantalla, pero me falta la B.D. Puedo instalarla en el ordenador del profesor, pero creo que lleva 20 Kb descargados o algo así. ¡Al menos podría pitar como pitaban los módems antiguos!.

De pronto, me viene la inspiración. Desde informática me han dicho que no puedo conectarme y que no obtendría una IP en mi equipo. Eso es lo que me han dicho. Pero no lo he comprobado. Busco el cable Ethernet conectado al ordenador del profesor y lo conecto a mi MacBook Pro. ¡Voilà!. Tengo acceso a la red local y a Internet. Todo cambia, al fin, para bien. Continuamos con el curso y se acaban los incidentes.

Cosas que he aprendido de esta experiencia:

  • por bien que creas que llevas preparadas las cosas, piensa mal, hasta que te parezca que es de manera absurda. Todo puede torcerse, todo. Y varias veces.
  • las presentaciones las debo llevar en dos pendrives. Si muere uno, tengo el otro.
  • las presentaciones debería copiarlas en formato PDF. Si se muere mi MBP siempre puedo usar cualquier otro ordenador que muestre un PDF.
  • siempre copiarlo todo en Dropbox. Aunque recientemente, en otro curso, me falló Dropbox al ir a bajar una presentación 😀
  • antes de impartir una charla o un curso en un sitio nuevo, confirmar el equipamiento de que dispongo. Me ahorro sustos luego.
  • confirmar las horas y fechas (algo que siempre hago, pero en este caso se ve que no…)
  • no cabrearse es mejor. Solucionas los problemas y te sientes bien por duplicado: porque has solventado el marrón y porque te has controlado a ti mismo.

Por cierto, recuperamos todo el tiempo perdido, de forma que los alumnos no perdieron nada. Eso nunca: lo primero son mis alumnos.

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Enero 2012: Apocalipsis Maya para mis dos ordenadores Apple

Tren descarrilado. Foto de la IMLS DCC

Este Enero mis capacidades gafe han llegado a cotas insospechadas. Si no lees habitualmente este blog, igual no sabes que me pasé completamente a Mac, porque pienso que los Macs no son caros. Y que en mi escritorio trabajo habitualmente con dos equipos, mi iMac de 27″ Core i7 y mi viejo Mac Book Pro. También sabrás que anteriormente se me ha roto hardware de Apple, y que Apple me lo arregló gratis, aunque ya no estuviera en garantía.

El caso es que desde Noviembre vengo quejándome del horroroso rendimiento de Lion en el iMac. Con un Core i7 quadcore 2.8 Ghz y 12GB espero que todo vuele. Ni SSD ni gaitas. Lo tienes todo en memoria y punto. Máquina hay de sobra. Pero no era así. Y el HD hacía un ruído horroroso. No se por qué me empeñé en que el fallo era software, y probé a desactivar, reactivar y toquetear casi todos los ajustes del sistema. Instalé y quité aplicaciones para ver si encontraba a la App culpable. Incluso desactivé las copias de seguridad con Time Machine, para que no me enlentecieran el equipo. Pero nada. Lion era desesperante. Y el HD cada vez sonaba más y más. Aunque me avisaban desde Twitter que a ver si no era un problema hard, yo ni caso. Al final, instalando el programa Tech Tool Pro 6, para defragmentar el disco del iMac, me avisó de que el estado SMART del disco avisaba de fallo inminente. El estado SMART es un sistema que en teoría te avisa de un fallo futuro en el hardware del disco duro, de forma que antes de que el disco muera puedas hacer algo.

En mi caso, lo primero que hice fue copiar el HD entero en una imagen de disco (un DMG) desde la utilidad de discos. Luego llamé a Apple, a ver qué podíamos hacer. Lo primero que me dicen es que mi iMac no tiene Apple Care. Les digo que no, que yo compré el Apple Care y que el comercial me indicó que se auto activaba.  Pues no. Busqué la caja del Apple Care y lo activamos correctamente con otra llamada a Apple. Una vez comprobado que el HD daba error SMART me ofrecieron cambiarlo sin coste alguno. Incluso podía elegir a dónde llevar la máquina. Así que preferí hacerlo en Golden Mac, que para eso son el APR de Sevilla y es allí donde imparto algún curso de iOS que otro. Llevé la máquina, estuvo allí una semana y ha vuelto como nueva. He reinstalado Lion, aplicado actualizaciones y recuperado el sistema desde el DMG que creé y he continuado desde ese punto. Esta parte, tras el disgusto, ha sido fácil.

Y además tenía mi querido MBP para seguir trabajando, ¿no?. Pues no. Un Sábado estoy trabajando con el y de pronto pega un «pantallazo» y se pone en modo CGA. Los viejunos me entenderán. Pero se recupera solo, y sigue funcionando sin normalidad. Le echo la culpa al driver de vídeo de Lion, total, la culpa siempre va a ser de Lion, ¿no? Cierro el MBP y lo dejo en reposo, como siempre. El Domingo, me levanto con ganas de hacer cosas y abro el equipo. Pero la pantalla está en negro. No se ve nada. Intento todas las combinaciones de teclas y al final lo apago con un «botonazo». Arranco y no se ve nada. Además, antes de apagarlo le quité el sonido y no suena el Mac al encender. Luego no se si está arrancando bien o no. Tras varios apagados en modo Chuck Norris, decido conectarlo a un monitor externo. No Luck. No se ve nada. Pienso que es la placa base, que se ha ido al garete. Pero veo que desde una máquina windows puedo hacer ping a la IP del portátil. Luego está vivo. No suena porque le quité el sonido. Y no se ve porque la gráfica nVidia ha muerto. Busco por Internet y tras un rato me encuentro con esta página, en la que Apple reconoce un fallo en las nVidia de los MBP que coinciden con el mío. Y tienen un programa de cobertura: si el equipo tienen menos de 4 años, aunque no esté en garantía, si se le va la gráfica te cambian la placa base gratis.

De nuevo, llamada a Apple. Y paseo a Golden Mac. Recojo el iMac y dejo mi MBP. Y tras dos semanas, aquí están en mi mesa de nuevo los dos, trabajando codo con codo. He superado la «crisis hardware» mayor que he sufrido en mi vida (en casa).

Moralejas. Varias. Las cosas de Apple se rompen, como las de todos. Pero con una llamada y pulsar una tecla te atiende una persona que te informa si sí, si no, o le que cuesta. Y se hacen cargo de sus fallos. Los reconocen y los pagan. Y hay puntos de servicio por toda España. No quiero imaginarme lo que hubiera pasado con dos equipos Acer o Dell. Envío a portes debidos, mala atención, etc. Así que con Apple se paga un poco más, que en mi opinión está muy justificado por la calidad de los materiales y el soporte postventa, que es el mejor.

Y otra moraleja. Pensaba que tenía muchos ordenadores en casa. Y es verdad. Pero en una semana «murieron» en combate dos de golpe. Tuve que tirar durante una semana de mi viejo Dell 17″ (un PC transportable, más que portátil), pero que me ha sacado del apuro. Una experiencia insufrible volver a XP después de OS X, si al menos fuese Win 7… El caso es que cierta redundancia en hardware, si te dedicas a esto, nunca está mal. Lección aprendida.

Espero que ahora las cosas se calmen un poco, deje de romper cosas y pueda centrarme en crear algo interesante. Tus historias de miedo, a continuación en los comentarios. Siempre es bueno ventilar esos problemas 😀

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Mi Time Capsule ha muerto. ¡Larga vida a mi Time Capsule!

TC Memorial. Click para ir al sitio

TC Memorial. Click para ir al sitio

Ha muerto. Repentinamente y sin avisar. Volví de dar un paseo, y al entrar en casa mi iPhone no se conectaba a la Wifi. Pensé en problemas de cobertura y no pensé más en ello. Luego, mi mujer se quejó de que no podía navegar por Internet. Ahí ya no pude esconderme más y no tuve más remedio que subir al estudio a reiniciar el router Linksys, al que le echaba la culpa. Pero al ir a cogerlo, vi algo terrorífico, que me sobrecogió el alma: la luz de la TC estaba apagada.

Para los que no sepan lo que es, la Time Capsule es un todo-en-uno de Apple que incluye en el mismo aparato un router, un switch con tres entradas de red Ethernet de 1Gb, un punto de acceso inalámbrico (lo que Apple llama un Airport Extreme) 802.11n + g + b y un disco duro en red para copias de seguridad u otros contenidos. También es servidor de impresión (se le pueden conectar impresoras a través del puerto USB que incorpora). Puntos negativos: no es servidor DNS, lo cual es un rollo y en mi opinión es una característica básica que le falta. Y se calienta bastante.

El caso es que, dados los antecedentes que ya conocía de @juaconet, que ha pasado ya por tres time capsules, cuando me planteé mi estrategia de backups decidí poner en la Time Capsule únicamente las copias de seguridad de Time Machine. De esta forma, si fallaba el ordenador, tenía la copia en la Time Capsule, y si era al revés (como al final ha sucedido) podría comprar otra TC y volver a hacer una copia de Time Machine de los portátiles. Porque, una vez que el aparato se apaga, ya no hay forma de acceder a los datos: hay que desmontarlo para llegar al disco duro. Fallo.

Estaba frente a la TC apagada y probé lo típico: a volver a enchufarla, probar con un enchufe distinto, ver si era el cable, etc. Pero nada. No hacía ningún ruido y no se encendía. Así que llamé a Apple Care. Cuando me salió la persona de Apple (el Apple Advisor) le conté mi problema, haciendo especial hincapié en que era una TC de las primeras que salieron. Me solicitó el número de serie. Cuando confirmó que efectivamente era de las primeras, me indicó que estaba cubierta por un programa de reemplazo de Apple y que me mandaban a casa una nueva ¡gratis!.

Apple sabe que las primeras TC estaban mal diseñadas. Han caído tantas que, como me indicaba @juaconet en este tweet, hay hasta un memorial de TCs muertas. Pero al menos han puesto en marcha el programa de reemplazo de forma que, en un par de días, tienes una TC nueva en casa. Eso sí, los datos los has perdido. Por eso el tener sólo las copias de Time Machine. Espero ahora que mi portátil no decida morir igualmente.

Estas son las cosas que te gustan de la compañía: el trato a los clientes. Sí, la inversión inicial puede ser superior, pero ¿es más caro? Después de tres años usándola, falla y ahora tengo una nueva con el doble de disco duro. Para mí no es mala inversión, no.

Espero que mañana me la entreguen. Y luego habrá que configurarla, y volver a lanzar Time Machine, y, y… D’oh!

Actualización 15/03/2011: hace ya unos días que tengo instalada y en uso la TC. Pero la que me mandaron finalmente era igual a la que tenía, de 500 GB. Bueno, al menos, aunque ya no estaba cubierta por la garantía, han dado la cara. Pero hubiera estado mejor lo del TB 🙂

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Problemas con el disco duro de mi iMac

Hace unos días estuve escuchando episodios atrasados de iCharlas hasta que me puse al día. En uno de ellos, hablaban del mantenimiento que necesita un Mac y comentaban el programa Onyx, que utilicé mucho al principio de mi etapa de switcher, pero que había relegado un poco al olvido.

Pensando que no era mala idea el pasarle Onyx al HD del iMac, para ver su estado, comprobar el sistema de ficheros y con la esperanza de que el sistema se aligerase algo (mi iMac es una maravilla de ordenador, pero uno siempre quiere más :-)) me lancé y el resultado no fue muy bueno. Onyx me indicaba que arrancase con un disco externo y reparase el disco. Acostumbrado como estoy con Linux a que no es buena idea hacer un fsck (filesystem check) a un sistema de ficheros montado (AKA volumen en Mac OS X), me traje de casa de mi suegra el HD externo donde guardo un clon del iMac (si quieres saber cómo tengo organizadas mis copias de seguridad, puedes leerte este post)

Conecté el disco con su cable FW800, directamente al iMac, encendí la máquina pulsando la tecla Opción (Alt) y me aparecieron los dos discos desde los que podía arrancar: el interno del iMac y el externo. Me moví al externo y pulsé Intro. ¡Catacrok!. Un kernel panic como un castillo, la versión UNIXera de las BSOD de Windows. El iMac no arrancaba desde el HD externo. ¿Cómo puede ser ésto? Si cada vez que hago la copia de seguridad completa compruebo el arranque. Pero parece que la versión de S.O. que tienes instalada importa, aunque no tiene mucho sentido para mi. El caso es que desde la última copia de seguridad había actualizado el iMac a la 10.6.5 y la que tenía en el HD externo era la 10.6.4. Sigo pensando que no tiene sentido, y que puedo tener diferentes copias con versiones distintas del S.O.; probablemente la última copia externa no la comprobé como es debido.

Kernel Panic en OSX. Shit happens!

Kernel Panic en OSX. Shit happens!

No pudiendo arrancar desde el disco externo que tengo para arrancar en casos de emergencia (bravo por Murphy) pensé en hacerlo desde el DVD de Snow Leopard, arreglar el disco duro interno del iMac, reclonar el HD externo y listo. Así que cogí el DVD, lo puse en el lector, apagué, encendí con Opción pulsada y seleccioné el DVD. No arranca. ¡Pero qué pasa!. ¡Ah, claro!, es el DVD de Snow Leopard retail. Y este no arranca en el iMac. Necesito el que venía con el iMac, que está, está… ¡no me acuerdo!

A estas alturas empezaba ya a murmurar maldiciones y a estar bastante cabreado, conmigo mismo, con mis procedimientos, mi sistema de archivo, etc. Pero se me hizo la luz mental al recordar que los Macs pueden arrancar en modo target firewire disk. Puedes conectar un Mac a otro mediante un cable Firewire y hacer que el disco duro de uno se vea como un disco externo en otro. En mi caso, arranqué el iMac en modo Target Firewire disk y magia!, apareció en el escritorio de mi MBP

El HD de mi iMac, ya reparado, en la Utilidad de Discos de mi MBP

El HD de mi iMac, con errores, en la Utilidad de Discos de mi MBP

Bueno, ahora era coser y cantar. Le di a reparar disco y a esperar. Al final, todo parece correcto. Volví a verificar el disco y ¡estupendo!. Ya tenemos arreglado el disco del iMac.

Ya sólo me quedaba desmontar el disco del iMac del MBP, apagar el iMac, quitar el cable FW800, reiniciar el iMac, comprobar que todo estaba OK, conectar el HD externo Western Digital y actualizar la copia de seguridad de todo el iMac… vamos, lo que se dice una tarde entretenida…

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Ojo con tus copias de seguridad de Time Machine

Fallo al intentar reparar el disco de Time Machine

Fallo al intentar reparar el disco de Time Machine

Hace no mucho comentaba mi Plan de Backups y cómo estaba protegido (en teoría) frente a las distintas adversidades que se me pueden presentar. Lógicamente, Murphy se ha dado una vuelta por estos lares para darme una cura de humildad, y de paso poder escribir así este post.

La historia empieza cuando recuerdo un correo que me hace falta y no soy capaz de localizarlo en Mail.app. Venga a buscar y nada. Pero claro, el iMac es nuevo y el MBP se ha reinstalado. Así que me doy cuenta de que, al configurar de nuevo las cuentas de correo (que son IMAP) se han bajado las carpetas que están en el servidor, pero lógicamente no tengo las carpetas locales. Y el correo que busco está en una carpeta local.

«No pasa nada», pienso. «Ahora monto mi copia de seguridad de Time Machine, me voy donde Mail.app guarda las carpetas locales, las restauro en el iMac y listo».  Bien, el plan es bueno, salvo cuando le das doble click al archivo .sparsebundle que guarda la copia de seguridad y tras un rato, ves que no se monta. No sale una ventana que indique el error, nada. «No le habré dado bien». Le vuelvo a dar. Nada.

Un poco mosqueado, abro la utilidad de discos y busco el volúmen en cuestión.

Utilidad de discos abierta mostrando mi copia de seguridad

Utilidad de discos abierta mostrando mi copia de seguridad

Lo intento montar y me salen las siguientes ventanas:

Intentando montar la copia de seguridad. ¡Arráncalo, Carlos por Dios!

Intentando montar la copia de seguridad. ¡Arráncalo, Carlos por Dios!

y finalmente:

No hay suerte. Murphy me odia.

No hay suerte. Murphy me odia.

Un sudor frío me corre por la espalda. Un escalofrío me pone la carne de gallina. Escucho voces en las sombras. Murphy me odia, es oficial. Cabreado, pero no resignado, pulso el botón de «Verificar disco». Me da tropecientos errores. Pulso reparar disco. Repara algunos, pero me indica que hay otros con los que no puede. Vuelvo a intentar montar. Nada. Reparo. Monto. Nada. Reparo. Monto. Nad. Así varias veces. Hasta que, finalmente, aunque me indica que hay errores, veo que está montado en /Volumes/Time Machine Backups.

Abro una terminal y me abalanzo sobre el directorio. Desde allí, y gracias al todopoderoso cp -r, copio las carpetas que buscaba al escritorio. ¡Buff!. Me he librado de ésta.

Conclusiones:

  1. aunque tengas un buen sistema de copias de seguridad (por ej. usar Time Machine en una cabina con varios discos en RAID, como un Drobo) Murphy puede pasar a visitarte.
  2. no basta con hacer copias de seguridad. Hay que comprobarlas. Si te haces un disco de arranque con Carbon Copy Cloner, prueba a arrancar desde él, para que el día que te haga falta estés seguro de que va a funcionar.
  3. Si usas Time Machine, monta de vez en cuando el volumen de copias de seguridad (el fichero .sparsebundle) y comprueba que no hay errores. Si lo pillas a tiempo probablemente el desastre será menor.
  4. hay que ser como el que iba en un barco y no se fiaba de la mitad de la tripulación: eran un padre y un hijo.

Esta vez he recuperado los datos. Pero ¿y la próxima?. ¿Experiencias personales? ¡Déjalas en los comentarios!

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