Fraudismo 101 – El audiolibro

Bueno, mejor el podcast, pero como es un ladrillo de dos horas, casi que podemos considerarlo un libro. Junto con José A. Blanco he perpetrado el episodio 40 del podcast en el que participo, We.Developers. Tengo la enorme suerte de que dos fantásticas personas (José, Ramón) me dejen compartir podcast. Y ser el más tonto de la habitación.

Es este episodio repasamos lo hablado en la serie de El Fraudismo, lo miedos, tics, fobias y problemas a los que nos enfrentamos los informáticos y concretamente los programadores. Aunque también hablamos de cómo gestionar equipos y de otras cosas. ¡Dos horas dan para mucho, especialmente a mí, que se me va la pinza!

Si tienes anécdotas, has escrito sobre el tema, tienes algo que contarnos, déjanos un comentario en la entrada del podcast. Pásate aunque sea para ver los enlaces a los posts de Joel Spolsky que deberías leer, sí o sí.

Cierro así la serie de El Fraudismo, para pasar a otros temas. Que me pongo muy pesado. Ahora tengo que buscar tiempo para publicar el libro + audiolibro en Amazon.

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Fraudismo 101 – Here be dragons

Este post pertenece a la serie Fraudismo 101, dedicada a las fobias y filias del informático. Puedes leer todos sus posts en la selección de mis posts favoritos

Diez de la mañana. Tras leer el correo, ver Twitter y otras actividades de misión crítica, accedes a aquella carpeta. Abres un proyecto de hace un año. ¡Menuda basura de código tiraba entonces!

¿Quién no ha sentido ese escalofrío alguna vez? Ese momento en el que abres un viejo proyecto y miras el código que escribiste hace tanto tiempo. Es decir, hace dos meses. Casi no quieres mirar, con miedo a lo que puedes encontrar.

Bueno, eso si puedes abrirlo, claro. Si no ha cambiado en dos meses el IDE, el Sistema Operativo, el lenguaje y el encoding de los ficheros. Pero siempre nos quedará vi. Bueno, también admito Notepad.exe. Sigamos.

Haciendo un supremo esfuerzo te asomas al abismo de tu estupidez pasada. Sientes vértigo. Y ves los dragones. Te miran, revolcándose en tu miedo, en tu vergüenza, en tu falta de Unit Tests, en tu programar de espaldas al interfaz, en tu inconsistencia al nombrar variables. En esa clase con el nombre empezando en minúsculas. No hay nada que se pueda salvar de esta basura. ¿Cómo he podido perpetrar este código? te preguntas. ¡He definido un número como un int! ¡Me he acoplado!

¡Nunca entraré en la Iglesia de la CleanCodeología!

¿Seguro que todo es tan malo? ¿Es un asco absoluto? ¿Estás seguro de que tu código te hace digno de ser azotado en la plaza del pueblo? ¿Nunca vas a tener el autógrafo de Uncle Bob? Te voy a contar un secreto: tu código no era/es tan malo: ¿No compila? ¿No resolvió el problema hace dos meses? Si da respuesta a los requisitos del usuario y funciona bien, sin errores, probablemente no sea tan malo.

Y ahora, lo bueno:

Si eres capaz de ver mejoras en código tuyo que escribiste hace un tiempo, enhorabuena: eso significa que ahora eres mejor programador.

Lo malo sería que pasen los años y continúes satisfecho all 100% del código que escribiste. Que es distinto de estar satisfecho del producto/proyecto. Me explico. El producto/proyecto es lo que disfruta el cliente. El código es lo que tú ves y conoces que está ahí. Es como en un hotel: tú disfrutas la habitación, las piscinas, el comedor. Pero no ves las cocinas, las máquinas del ascensor, los cuartos donde se guardan los carritos de la limpieza, las tuberías. Lo feo. Por eso hay veces que estás contento con una aplicación o web que hiciste, aunque sepas que se podría haber escrito mejor. Lo sabes ahora, claro.

Esta es la clave: tú no estás quieto en el tiempo. Y cuando empiezas un proyecto conoces el problema que tratas de solucionar bastante peor que al final. Por eso al final sabes que deberías haber empezado de esta u otra forma. Claro, porque ahora realmente entiendes de qué va tu programa. Ahora has dedicado montones de horas a resolver el problema y conoces mejor a tu usuario. Ahora todo es más fácil si recomenzáramos, pero no hay que avergonzarse de lo ya hecho.

Lo más normal es que ahora, que entiendes bien el problema y conoces mucho mejor tu lenguaje/framework escribas mejor código. Si no es así, sí debes empezar a preocuparte: estás en una Cárnica, en un proyecto estancado o escribes cosas en un blog en vez de subir código a GitHub.

El ansia de lo nuevo

Y claro, mientras estamos en pleno proyecto leemos sobre alguna nueva herramienta, nos hablan de una librería, vemos un vídeo o leemos un libro y seguimos aprendiendo. Y queremos poner esas ideas en practica inmediatamente. Error.

En cada proyecto, aprende una o dos técnicas nuevas e incorpóralas para siempre a tu caja de herramientas.

Si durante el proyecto te comentan una nueva forma de hacer Unit Testing, y es muy sencillo aplicarla, hazlo. Si no, crea un proyecto de pruebas para «rascarte ese picor» y prueba ahí la nueva técnica. Una vez la tengas entrenada, aplícala en el siguiente proyecto. Si no, estarás añadiendo cosas que, en teoría mejoran el proyecto pero que realmente te retrasan del objetivo: entregarlo. Y es así porque, seamos sinceros, esas nuevas técnicas no estaban planificadas en ningún sprint, ¿cierto? Pues eso: practica, anota y aplica en el siguiente. Pero no lo uses como excusa para procrastinar.

Y piensa que siempre estarán ahí. No van a desaparecer por no usarlas de golpe. Deja que maduren, y termina tu proyecto. Pruébalas y cuando estén preparado úsalas. Experimenta con gaseosa.

Rewrite from scratch

Y recuerda: a medida que conozcas mejor el problema que solucionas y la tecnología, mayor será la tentación de tirarlo todo a la basura y volver a empezar. No lo hagas. Lee mejor a Joel Spolsky.

Como verás en ese artículo (¿qué haces aquí? ¡vete y lee eso, que es oro puro!), leer código es mucho más difícil que escribirlo. Tienes que volver a pensar en qué solucionaba ese código. Meterte en la cabeza de otro (aunque sea tu cabeza de hace dos meses). Eso cuesta. Por eso inmediatamente sabemos que nuestro código antiguo es una basura. Porque no queremos leerlo de nuevo.

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Fraudismo 101 – enseñar las vergüenzas

Tu jefe entra a la oficina. Es Lunes, son las 9:30 y se nota el cansancio del fin de semana, el cansancio de los que nacieron cansados, el cansancio de las quejas por lo malo que es el trabajo (pero eso sí, no hago nada por mejorar como, por ejemplo, irme que me da pereza). Cansancio. Eso y ganas de ir a desayunar. En medio de la granja de cubículos el jefe anuncia a voz en cuello, sobresaltando a varios:

  • «a partir de mañana vamos a instalar un Wall Screen en la entrada. En este Wall Screen vamos a poner una secuencia de capturas de vuestro código sacado de los repositorios de la compañía junto con vuestro nombre y una foto. Con animaciones chulas, para impresionar a los clientes que vengan y puedan leer el código que escribimos». En broma añade: «es eso o venir a trabajar en pelotas».

El Martes, todos fueron en bolas.


Esto, que puede parecer exagerado, es lo que se produciría si de pronto tu compañía le mostrase a todo el mundo tu código de golpe. Bueno, quizás no irías desnudo, pero los niveles de ansiedad y mala leche se dispararían bastante. Enseñar tu código es una de las cosas que más estrés produce del mundo, junto con el examen del carnet de conducir y dejarle el móvil desbloqueado a tu pareja. Dado que el resto ya lo sabe todo y que sabemos que somos unos fraudes, la perspectiva de enseñar nuestro código hace que el cerebro entre en pánico.

Lo que tu cerebro imagina que va a pasar: al llegar a la oficina, todo el mundo se va a poner en pie, señalándote con el dedo y riéndose de ti, mientras terminan de colocar pancartas con «El código de Diego apesta» escrito con pintura roja y te lanzan verduras podridas a la cabeza. Te sientas y todo el que pasa te da una palmada en la cabeza junto con un cariñoso «pringao». Te han quitado el ordenador para que no perpetres más crímenes contra el Clean Coding. El tonto de la oficina se sienta a tu lado y cada dos minutos te da un golpecito en el hombro y te susurra «loser». Godzilla está en camino para comerse tu coche. Tu pareja te llama porque «tenemos que hablar».

Lo que de verdad pasaría: nada.

Y sin embargo estos miedos llenan de pesadillas las noches de los programadores. Esa es la razón de tantas risitas nerviosas cuando había que unir el código de todos en las prácticas de la Universidad. O por qué cuando se asoma tu jefe a «ver cómo va eso, que le enseñes algo» siempre se piden 10 minutos más, que ya «casi casi está, un momentito que ahora te lo enseño». Miedo. Al rechazo de tus compañeros. A no dar el nivel que se espera. A Godzilla. Es que no he terminado de pagar el coche.

Quizás el 10% de los que programan en la oficina se fijaría en tu código (que no son todos los que andan por allí). De esos, algunos usan tu mismo lenguaje, otros no. Así que estos asumen que lo haces bien porque para ellos ya eres senior. Y los que lo entienden, probablemente te hagan algún comentario positivo sobre cómo lo hacen ellos. Si es que es distinto. O que usan tal o cual librería, con lo que aprendes. O que gracias a tu código han aprendido cosas (¡de ti, de un Fraude, inaudito!). Al compartir siempre ganas. En este caso, al recibir críticas de tu código aprenderás horrores en muy poco tiempo, sin los horrores que imaginas.

«Recibir críticas == terror». Pues no. Yo invoco siempre este mantra cuando tienen que mirar mi código (por ej. en una code review):

cuando critican mi código sólo critican mi código, no a mi

Es así de simple. Sólo puedes saber lo que haces mal comparando con otros que lo hacen mejor. En cuyo caso aprenderás. Si no contrastas, no aprendes. Puedes aprender leyendo libros, pero al dejar que otras personas revisen tu código comparas de golpe con todos los libros que ellos ya han leído, gratis.

Y la gente es buena.

El doble G

Pero claro, siempre está ahí el miedo a encontrarte con el doble G (Gran Gilipollas) que sabe mucho y se reirá de ti. En mi experiencia (unos cuantos años ya) he deducido que el doble G es una ilusión paranoide colectiva producida por el exceso de radiaciones que recibimos de nuestros ordenadores. No existe. O yo no lo he visto. Es como BigFoot.

Si alguien sabe mucho normalmente es porque tiene lo que llamamos experiencia, que consiste en cometer todas las posibles equivocaciones y luego ser capaz de recordarlas. Si no las recuerdas eres un yo. Alguien así o bien te va a comentar cómo mejorar (porque ya lo sabe) o va a estar liado con sus cosas de senior y no va a tener tiempo para dedicarse a ti. Pero siempre te podrá recomendar un libro, un blog, un video. ¿Qué sentido tiene reírse del que no sabe? ¡Si ya sabes que no sabe!

Comparte

Mi experimento de los Wall Screens nunca se ha llevado a cabo tal cual. Pero existe, en la forma de repositorios públicos de código, vídeos donde apareces dando una charla a un grupo de compañeros o posts de tu blog donde hablas de tal o cual tema que ahora has dominado. Cuanto más compartas, mejor. Porque para apaciguar al monstruo del miedo no tendrás más remedio que profundizar, revisar, aprender, mejorar. Porque Godzilla te da miedo, ¿recuerdas? Luego escribir un inocente post sobre algo probablemente te convierta en un experto en ese algo. Al menos, más experto de lo que eras antes.

Combate el miedo publicando cosas. Total, lo más que te pueden decir es que yo ya lo sabía o que eres un fraude.

P.D.: Por cierto, y por si no lo has percibido, he creado un mantra. Mi carrera hacia el Olimpo gafapástico de gurú de salón avanza que da gusto.

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Veamos cómo tienes de largo tu Dock

Se me ha ocurrido una tontería, y no he podido evitar escribir esto. Estaba mirando mi Dock y he pensado «menos mal que tengo 27″, que si no no me caben más aplicaciones». Luego se me ha ocurrido «¿habrá quien tenga más cosas en su Dock que yo?» y he inventado El Gran Concurso Mundial De A Ver Quien Tiene El Dock Más Largo, así, con todas las palabras empezando por mayúsculas que molesta más.

Respondedme con vuestras capturas del Dock, subidas donde os parezca, en los comentarios. Y si somos  muchos, podemos hacer una comunidad absurda más, total, si hay gente que le da al planking

Así que os reto ¿alguien lo tiene más largo que yo?… el Dock, digo, claro.

Dock

Dock

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Mi oficina en casa (Home Office), Junio 2011

Me gusta el porno Geek. Y mucho. Eso de mirar chismes «me pone». Y no te rías: si estás leyendo esto, es porque te gusta esa variante del porno Geek, para voyeurs, llamada Home Office Setups. Me encanta ver las oficinas de otras personas (si son informáticos mejor, ya que entonces el factor Geek se multiplica).

Comencé esta afición con dos clásicos, las increíbles oficinas de Mitch Haile y de Stefan Didak. Vídeos como los de Bilsta57 no me ayudaron mucho a superar este vicio. Finalmente me hice seguidor de Workstation Setups en Twitter. Y ahora he dado un paso más. Ya que mucha gente tiene curiosidad en ver cómo amontono los ordenadores que atesoro, he decidido hacer una fotos (bastante malas, aviso), y subirlas a Flickr. Abajo tienes una presentación «bonita» de las fotos, pero si quieres, puedes ir a Flickr y ver las fotos con sus descripciones, comentarlas, etc.

Ya sabes, me encantaría que me enseñaras tus «vídeos caseros». En el buen sentido, claro 😉

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Una mañana de trabajo cualquiera

Me paro un momento y miro en lo que estaba trabajando, y los programas que tengo abiertos ahora mismo, y no puedo evitar pensar que soy lo más alejado del minimalismo. Al menos en lo que se refiere al ordenador. Era minimalista cuando no tenía dinero más que para mi querido Amstrad CPC 464 con el monitor fósforo verde, con su unidad de casetes. El único periférico que tenía era un Joystick. Y a usarlo. Pero veía en las películas a gente en países lejanos y extraños, en salas llenas de ordenadores.

Como el programador de Parque Jurásico (que, por supuesto, además de ser el malo, cobarde y torpe, estaba mal pagado y era gordo y feo). Por cierto, si veis de nuevo JP os llamarán la atención dos cosas: una, que están programando fumando, algo impensable en cualquier entorno de hoy en día. La otra, que el sistema de «bug tracking» que usan es una libreta donde van anotando los errores 🙂

Volviendo al tema que me traía aquí, en esta mañana he comenzado programando en C, en el IDE Eclipse corriendo sobre Windows 7. Ese Windows 7 está instalado en mi MBP. Por si fuera poco frikismo, he usado el escritorio remoto de Windows para programar esos ejemplos en una ventana del iMac de 27″, que para eso tengo una pantalla grande. Mientras programaba iba actualizando la presentación de Keynote que acompaña al curso, en el iMac. Sonaba la música desde iTunes, donde estaba restaurando mi iPhone 3Gs con una copia de seguridad de ayer: mis niños han borrado algunas fotos en un descuido.

He terminado con C y me he pasado a WordPress. Arrancando una máquina virtual VMWare de Bitnami, que ya tiene un entorno WP completo sobre Linux, me he dedicado a crear un nuevo sitio para migrar una vieja web que hice hace ya la tira en Typo3. Es decir, instala plugins, widgets, temas, escribe posts, importa información, etc.

Ahora toca pensar en el próximo curso de Java EE que tengo que impartir a finales de mes. Java, Servlets, EJBs, JBoss, Eclipse de nuevo (aunque ahora en su «sabor» Java). Tendré que ojear un libro, que tengo en formato CHM (formato típico de Windows en otra época). Y luego, un poco de Objective C para comenzar un proyecto iPad que me han encargado. Tengo cosas que leer de UML…

Es por este desbarajuste de trabajo que tengo, con tantas tecnologías, frameworks, lenguajes, herramientas y entornos distintos por lo que amo a mis dos Macs. Necesito ser anti-minimalista, ya que si lo fuera no podría hacer la mitad de las cosas que hago. Esta es la razón de haber ampliado mi iMac a 12 GB de RAM. Aún así, procuro no instalar nada si ya tengo una aplicación que hace más o menos lo mismo, que si no acabas con un montón de aplicaciones similares que no acabas de dominar en profundidad.

Bueno, sigo, que quiero ir terminando. Que no hace mucho me comentaron que a lo mejor tengo que aprender CLIPS… 🙂

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Kubrick era un genio: él ya sabía lo del iPad

iPad en 2001 :-)

iPad en 2001 🙂

Que Kubrick es mi director de cabecera no es ningún secreto para cualquiera que me conozca. Desde que vi, con 15 años creo recordar, por primera vez 2001 he sido seguidor suyo incondicional. Recuerdo que ponían la película en un cine de Sevilla que ya hoy no existe, el Corona Center, especializado en cine de autor y en V.O. Fui con una mezcla de curiosidad y respeto, porque todo el mundo me decía que si era una película rara, que si no se entendía, que si era antigua… Quedé aplastado en la butaca desde la primera secuencia y me capturó al instante. Y me resultó bastante obvia, por cierto. Sólo hay que tener un poquito de imaginación. Pero claro, si triunfa Gran Hermano será porque a todo el mundo no le gusta lo mismo.

Es una de esas películas que no me canso de ver, como las de Star Wars, Casablanca o el Señor de los Anillos. El caso es que hace unos días la estaba viendo de nuevo, en DVD y me quedé sobrecogido al darme cuenta de que Kubrick realmente era un genio. En la película los protagonistas usan un tablet. Con un aspecto bastante similar al de nuestros iPads de hoy día. Sorprende para una película de 1968 esa visión. Pero lo que más es impactó es el uso que le daban al tablet. Lejos de gráficos absurdos u otros usos «futuristas», Kubrick prevee que en 2001 los tablets se utilizarán para consumir contenido multimedia: para ver la tele en «diferido». Concretamente un informativo de la BBC que, obviamente, les han enviado desde el control de misión en la Tierra y que ellos ven en su tableta. Ojo, que usan la tableta mientras comen, lo cual quiere decir que, o bien el vídeo está almacenado en la propia tablet (memoria interna con esa capacidad en 1968?) o bien que hacen streaming desde HAL 9000 usando WiFi. FTW Kubrick!

Cada uno con su iPad en 2001

Cada uno con su iPad en 2001

En cualquiera de los dos casos asusta ver cómo acierta en la película con muchas cosas. Como cuando se realiza una video llamada desde la Luna (video conferencia, FaceTime de Apple, Skype, …) o cuando el Dr. Dave Bowman juega al ajedrez con HAL 9000 usando comandos de voz (VoiceOver). O las pantallas en los asientos de los aviones para entretener a los pasajeros. También hay detalles tiernos para un informático, como el ofrecer datos en formato tarjeta perforada :-). No todo lo iban a acertar.

FaceTime en 2001 :-)

FaceTime en 2001 🙂

Por supuesto, todos los derechos de las anteriores imágenes están reservados por la WB y sus respectivos propietarios. Vamos, que no me mandéis los abogados.

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NSCoder Nights Sevilla

Me ha tocado organizar el capítulo de Sevilla de las NSCoder Nights, y en ello estamos. El próximo Lunes 15, a las 19:00 estaremos en la ETSII Facultad de Matemáticas de Reina Mercedes. El aula aún está por confirmar, pero si después de leer esto te interesa venir, toda la información se va a ir publicando de dos formas:

– Bueno, ¡ya está bien con los anuncios!. ¿Pero qué es esto de los NSCoder Nights? ¿Algo porno? ¿Y porqué el nombre en Inglés, pedantes, que sois unos pedantes?

Las dudas se resuelven en las FAQ, que puedes consultar aquí. Por responder rápido a tus tres preguntas:

  • es una reunión periódica de programadores para tomar café / cerveza / whatever y hablar de nuestras cosas
  • no, no es nada porno, ni ilegal. Pero si alguien se trae un disco duro lleno de pelis, seguro que le encontramos utilidad
  • somos unos pedantes, pero es que estas reuniones las inventaron en EE.UU. y queremos montar algo similar en España (ya ha empezado en Valencia, pronto en Málaga, Barcelona, Gijón y Madrid) de forma que si viajas a una ciudad con NSCoder Night y te apetece, te pases. Sí, es una secta.

Pero ahora, de mi cosecha, te explico de qué va esto.

La informática es una profesión vocacional. Cierto, hay gente que no ha estudiado esto y programa (o lo intenta), o que trabaja en el sector sin ser Informático. Pero es algo vocacional. De otra manera nadie aguantaría unos estudios en los que no hay nadie del otro sexo, sólo tíos raros y feos y frikis (¡horror, que yo soy otro de esos!). Y encima, cada 10 años ¡vuelta a empezar!. ¿O alguien usa el S.O. de hace 10 años? ¿Windows 98, alguien se acuerda? Con XP (que salió en 2001) parecía que se iba a romper esta tendencia de cambiarlo todo cada 10 años, al personal empieza a gustarle lo vintage. ¡Cambiad ya a Windows 7 por lo menos y tened un S.O. moderno!

En fin, que me pierdo. Una vocación, decía. Un ritmo de aprendizaje muy alto. Y algo en lo que no trabajas, es algo que vives. Porque luego llegas a casa y te pones con los chismes. A hacer lo que sea, pero con tus ordenadores de casa. ¡Después de haber estado 10 h en el trabajo delante de una pantalla!. No tenemos arreglo. Yo digo que  hay dos tipos de informáticos: los que van 8 horas al días a su trabajo y luego quieren tener «su vida social» y los que no podemos evitarlo y seguimos en casa 🙂

Pues bien, si tienes pasión por esto, si de verdad te gusta ¿has notado lo que te frustra no poderle contar tus frikadas a nadie? Vale, que le cuento a mi mujer que la arquitectura MVC y la delegación en Cocoa son la leche, y que el KVC es brutal. Pero como que me mira como si le hablase en Chino, y me sonríe por apoyarme, pero no porque le interese. Esa es la razón de que tantos informáticos tengamos blogs: tenemos una necesidad reprimida de enseñar nuestros juguetes y nadie nos entiende. Echamos de menos esas charlas de café, en la facultad, cuando alguna eminencia de compañero te enseñaba cómo programar en Pascal orientado a objetos (era el 92-93, ¿verdad Antonio?), u otro friki extremo te hablaba de su Commodore 64 y te enseñaba a taladrar placas y a quemar circuitos para hacernos conversores analógico-digitales caseros con los que escuchar MODs a través de un radio-cassette (era el 93-94, una Sound Blaster costaba 30.000 pelas de la época, ¿verdad Migue?)

Bueno, voy a dejar las loving memories que me pongo tontorrón y se me salta una lágrima. El caso es que los informáticos precisamos de una terapia de grupo, donde poder curarnos de todo eso que queremos contar y no podemos. Queremos ver que alguien se «pone bruto» cuando le enseñamos nuestro código, o sentir envidia sana cuando llega otro que sabe 10 lenguajes más que tú. Y ver los portátiles, qué herramientas llevas instaladas, qué trucos sabes, etc.

Pues nada, que si sabes mucho Cocoa o no sabes nada. Si quieres empezar a programar tus apps para iOS o si eres diseñador gráfico y quieres ver qué se necesita para hacer tus trabajos para el iPhone. O si buscas contratar a un programador iOS. O si te apetece hablar de programación en general, te esperamos el Lunes. Tengo confirmada al menos a otra persona, así que ya tengo charla garantizada. ¡Nos vemos!

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El mapa de red de mi casa

Mal vamos cuando me he tenido que hacer un mapa de red para enterarme de algunas máquinas (las principales) que tengo por casa. Digo algunas, porque no están todas. Están las fundamentales de trabajo y ocio, pero no aparecen mis iPhones ni algunas otras que colecciono y se pueden conectar a la red (Amiga 1200, Amiga 600, Sun Solaris, PowerMac G3, Pentium IV, etc.).

El esquema de red de mi casa :-)

El esquema de red de mi casa 🙂

¿Que para qué quiero tantas máquinas? ¡Eso mismo empiezo a preguntarme yo! Unas las he comprado por trabajo (el Dell Inspiron 9400 fue mi portátil de trabajo hace tres años), otras por gusto (mi MacBook Pro, o el PowerMac G5, aunque ahora son mis herramientas principales de trabajo). Otros me los he ido encontrando por el camino y, a fin de cuentas, a todo Geek le gusta almacenar cacharros con los que trastear. Si no, no nos llamaríamos Geeks 🙂

Tengo que escribir un post de mi escritorio actual y cómo y para qué utilizo cada ordenador. Y también voy a empezar a soltar lastre. Ahora que acabo de ver este mapa, me ha entrado pánico 🙂

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