El lamentable estado de las herramientas de desarrollo iOS

Apelando a Murphy, voy a escribir esto justo antes de la WWDC, a ver si Apple me deja por tonto cambiando todo de lo que me voy a quejar aquí. Por desgracia no lo espero. Espero que presenten «otras 1000 APIs» que realmente no necesito. Lo que necesito es que eliminen los bugs que existen en las que ya hay. Y que las herramientas funcionen. No que añadan cosas. Que arreglen bugs.

Hace tres años escribí sobre El lamentable estado de las herramientas de desarrollo Android. En aquella época, lo que existía para desarrollo Android (oficial) era el plugin ADT para Eclipse. Y, como relato en el post, no funcionaba algo que era un simple ZIP. Eclipse, Java 6, fallos en las herramientas, un Android Studio que estaba en Alpha, una documentación horrorosa, una API discutible (ver p.ej. el método isUserAGoat en UserManager), la lentitud de Gradle si probabas AS… Esto era la muerte por mil cortes, comparado con el mundo iOS, con esas APIs Cocoa tan consistentes, un Xcode tan bonito y que entonces no fallaba tanto…

Y encima Apple presentó Swift en Junio de 2014. La promesa de un nuevo lenguaje, compatible con Objective-C, con C, C++, pero funcional, con inmutabilidad, Opcionales, genéricos, … Todo se veía de color de rosa desde el mundo iOS, comparado con el cenagal que era el desarrollo Android.

Apple: Non-Pro Macs

Apple ya no hace ordenadores para desarrolladores. Y me parece muy bien, si así gana más dinero. Pero debe entonces afrontar las cosecuencias, que van a ser (porque esto ya ha lo he visto antes en otras plataformas):

  • los desarrolladores se compran otras máquinas y se montan un Hackintosh para seguir desarrollando en iOS / Mac. MacOS se convierte en «ese sistema operativo que te ves obligado a usar por el trabajo». Apple no gana dinero con las máquinas. Tienes dual-boot y cada vez usas más Windows. Peligro.
  • los desarrolladores directamente se pasan a Windows 10 / Linux con mejores portátiles (y a mejores precios, que no todos tenemos una mina de oro en el sótano de casa) y usan MacOS en una máquina virtual (cosa que prohíbe la licencia, como el Hackintosh, pero ponle puertas a ese campo…). Goto 1
  • algunos desarrolladores se cabrean tanto con el poco aprecio que sienten desde Apple que directamente abandonan la plataforma, algo que a dia de hoy se puede hacer ya que el mercado de trabajo tiene ofertas casi para todo tipo de perfiles de desarrollo.

Si los programadores se van de una plataforma, esta se muere. Lo he visto con OS/2, con Amiga, con Linux (¿este es el año de Linux en el escritorio? Y sí, ya se que se usa mucho Linux en Android, que es Linux, y en la RaspberryPi, y que llevo usando Linux desde el 93, que no me cuentes de qué va eso que yo voté porque Tux fuera la mascota de Linux y tú no).

Casi le pasa a Microsoft. El rechazo que generó con sus Internet Explorers le ha llevado a ceder casi toda la cuota de mercado a Chrome. Y no hablemos del patinazo Vista, que enmendó con Windows 7. Es por eso el titánico esfuerzo que está haciendo ahora mismo Microsoft, permitiéndote ejecutar Linux en Windows de forma nativa, o dándote la bash. Atraer programadores que son los que riegan este campo con sus aplicaciones.

2017

Es 2017. Swift va a sacar la versión 4, con nuevos cambios que te obliguen a actualizar tu código, o no compila. Con ese asistente que tiene Xcode tan bueno. Si no tenías listo el lenguaje en 2014… ¿para qué sacarlo? ¿Porque Chris Latter estaba harto y se quería ir? Pero bueno, era 2014 y podíamos entenderlo, Apple. Pasamos por Swift 1, 1.1, 1.2, y los cambios a Swift 2. Y Swift 3. Contínuamente cambiando una base de código que funciona para hacer que siga funcionando. Es decir, gastar horas para seguir en el mismo punto. No añadir nuevas funcionalidades. Que compile. Coding is fun.

Al menos el compilador de Swift es rápido. Tanto, que cuando ejecuto Gradle en Android me parece instantáneo. Gradle, quiero decir. Pero en cada WWDC nos dicen que «ahora el compilador de Swift es un 20% más rápido». Con tantos avances en velocidad mi código debería terminar de compilar… en 1984. De lo rápido que compila. Pero la realidad es la realidad, y Swift es horriblemente más lento compilando que su equivalente en Objective C. Y es una pena, porque el lenguaje es muy bonito. Apple ha hecho un Sherlock de Kotlin con Swift, lo que está bien. Si ahora hiciese un Sherlock de IntelliJ, todos contentos.

Porque cansa ver cómo se arrastra el compilador. Cómo haces Cmd+click en un símbolo y no lo encuentra (es una función de ámbito global y no la encuentra). O cómo el autocompletado es totalmente random. O cómo pones un punto de ruptura dentro de una clausura y no puedes depurar el valor de las variables de la clausura. Bueno, sí puedes… usando println. NSlog oriented debugging FTW!

Al menos podemos refactorizar nuestro código. Esto significa que puedes cambiar el nombre a una clase. Fin de los refactors. Y en Objective-C. En Swift nada. Zero. Nil. Y de generar código ni hablamos. Últimamente Xcode no es capaz ni de comentar líneas de código con Cmd + / o acertar y autocompletarte los nombres de las librerías en los imports.

O cómo la comunidad ha tenido que solucionar problemas básicos que Apple se niega a ver. ¿Resolución de dependencias y librerías de terceros? En Android: Gradle. Soportado. En iOS: CocoaPods, Carthage, o a mano. Todos proyectos de la comunidad. ¿Plugins? En Android: Android Studio tiene de todo. En iOS: han metido un sistema de plugins tan restringido que, la verdad, no conozco a nadie que esté usando algún plugin que merezca la pena (indicadme por Twitter los mejores, por favor). Y de paso se han cargado un proyecto como Alcatraz, que sí que ofrecía un montón de plugins, temas y plantillas de ficheros porque, ¿quién quiere algo mejor cuando mi versión inferior patentada por Apple ya viene con Xcode? Y sí, entiendo los problemas de seguridad de los plugins, y que Xcode viene firmado y todo eso. Pero digo yo que habrá alguna solución intermedia colocando los plugins en otro proceso fuera del sandbox de Xcode…

WWDC

Así que, en esta próxima Developers Conference, vamos a abrir la Keynote hablando de lo mucho que vendemos, de lo buenos que son los portátiles con la ToyBar, de lo chulos que son los auriculares Beats, de todas esas cosas que nos interesan muchísimo a los programadores, que es a los que debe ir dirigida la Keynote. Nuevos colores para las correas del reloj. Nuevas animaciones en macOS para organizar tus ventanas en 15 espacios para que nadie lo use nunca, porque todos usamos un monitor externo. Y Apple Music, que todo programador necesita música de fondo y eso. Pagando.

Pues no. Este año no renové mi Apple Membership por primera vez en 6 años. Y cada vez me cuesta más y me duele más abrir Xcode. Porque veo lo que podría ser, lo comparo con un excelente IDE (con sus problemas, pero mucho mejor para escribir código) como IntelliJ y me sangra el corazón. Quiero seguir programando en un Mac en 2027. No me eches de tu jardín, Apple.

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Cómo preparar las certificaciones Java (y probablemente el resto)

Estoy preparándome la certificación OCP Java SE 8. No preguntes por qué. Quizás porque soy adicto a coleccionarlas, tras tener el SCJP 1.5, 1.6, SCWCD 1.5 y SCBCD 1.3 y llevaba años sin presentarme a ninguna. O porque las que tengo ya son antiguas y quería tener una actualizada. O porque quería aprender Java 8 con cierta profundidad, ver todo lo nuevo que tiene que ofrecer (que es mucho, aunque quizás llega tarde) y compararlo con lo que he aprendido en otros lenguajes (Swift, te estoy mirando).

Además, he tenido la oportunidad de preparar a varios grupos para obtener esta certificación… que yo ahora mismo no tengo. Fraudismo at its best. Aunque en este caso no tengo tanto síndrome del impostor por una razón: puede que no tenga (aún) la certificación Java 8, y mis conocimientos de Java son muy mejorables, pero me autotitulo como el mayor experto mundial en aprobar estos exámenes. Y eso es gracias a mi sistema, el Sistema Freniche para aprobar las Certificaciones Java AKA sentido común.

El Sistema Freniche para aprobar las Certificaciones Java

Es un sistema muy probado, tanto personalmente como con montones de alumnos que he preparado para distintas certificaciones. Se basa en 9 pasos:

  1. Buscar un buen libro, que cubra todo el temario de la certificación. En este caso, he escogido el oficial de Oracle

  2. Leer el libro, saboreando cada capítulo. Aunque el objetivo último es aprobar el examen, hay mucho que podemos aprender aunque tengamos muchos años de experiencia con Java. Especialmente si tenemos muchos años de experiencia con Java trabajando siempre en proyectos similares, porque habrá montones de cosas que no hemos probado o visto por falta de tiempo.

  3. Escribe código. Mucho código. Haz pequeños ejemplos. Búscate las vueltas. Piensa retorcidamente. Prueba cosas extrañas (ver anexo Cosas Extrañas al final)

  4. Crea tus propios apuntes. O extiende los míos

  5. Escribe más código. Cuando te surjan dudas, vuelve a leer esa parte del libro. Y vuelve a escribir código probando todo.

  6. Cuando termines el libro, haz las preguntas de repaso de cada tema. Descubrirás que aún no has memorizado o te has fijado en partes. Goto 2

  7. Busca un simulador de exámenes. En mi caso siempre uso Enthuware porque me ha ido bien (no porque me paguen por hacerles publicidad, aunque ya podrían 🙂 )

  8. Haz exámenes de prueba. Falla. Vuelve a leer. Escribe código. Haz exámenes.

  9. Cuando en los exámenes del simulador estés llegando al 80% de aciertos, preséntate. Pasarás con nota.

¿Cuánto tiempo me va a llevar esto?

Pues depende. Leer el libro e ir probando pueden ser unas 30 h. Y luego hay que hacer los exámenes de prueba. Lo ideal es ponerse una fecha tope y en un par de meses power through it. Quitártelo de en medio, vamos.

Aunque recibir un excelente curso de formación, patrocinado por tu empresa e impartido por un profesional de prestigio siempre puede ayudarte bastante y

(interrumpimos este _shameless plug_ para continuar con lo que has venido a leer aquí)

Cómo presentarte al examen

Yo tengo mi ritual, pero lo ideal es que cada uno ejecute el suyo, porque lo normal es que estés nervioso/a ese día. Lo que yo hago es:

  • levantarme bastante temprano
  • comprobar que llevo algún documento, como el DNI en España que me identifique. Si no, no puedo hacer el exámen.
  • llegar con más de 1h de adelanto a los alrededores de donde tenga el Centro Prometric para presentarme.
  • desayunar o tomar café. Aunque el examen sea a las 13:00h en Sevilla en Agosto. Café. Para estar tranquilo.
  • llevar el libro de preparación de la certificación conmigo en la mochila, aunque no lo voy a leer mientras tomo café ni me van a dejar tenerlo conmigo durante el examen. Lo uso de talismán y porque no soy el más listo. Pero tengo que sentir que está cerca por si me ataca el pánico y alguna duda concreta en el último momento.
  • cargar con el portátil que no me van a dejar usar por las mismas razones que el punto anterior: porque no soy demasiado astuto.
  • llevar agua. Y caramelos. Para darte un premio según avance el exámen y beber para mantenerse hidratado.
  • ir al cuarto de baño justo antes de entrar, porque voy a estar bebiendo más agua que un caracol en el desierto durante la prueba.

¿Pero esto de las certificaciones sirve para algo?

Pues esto es un debate interesante, que puedes tener con quien quieras menos conmigo poque que en mi caso lo tengo bastante claro:

  • las certificaciones no demuestran que sepas más Java que nadie
  • demuestran que eres capaz de fijarte un objetivo, que te va a requerir un esfuerzo extra y cierto sacrificio y pasarlo
  • demuestran que tienes una base en el lenguaje Java
  • preparar esta certificación me ha supuesto toda una sorpresa, porque la he encontrado 100% útil: multihilo con Thread Pools y el paquete java.util.concurrent, programación funcional con Lambdas, map, reduce, streams, parallel streams, problemas de concurrencia y multihilo, acceso a BDs con JDBC (que hasta ahora era lo único que usaba en Android), uso de ficheros, excepciones, Opcionales,…
  • demuestran que eres capaz de estar 2 horas y media seguidas trabajando enfocado en una sola tarea, sin usar Internet ni mirar Twitter. Y eso es una rara cualidad hoy día, en los entornos multi-interrupción de que disfrutamos trabajando.

Esto último es probablente lo más difícil. Ser capaz de nuevo de estar haciendo una tarea durante 2 horas y media sin moverte de la silla. Esto se entrena con los exámenes del simulador. Y es duro, porque tú eres tu mayor enemigo.

Anexo: Cosas extrañas

Cosas que puedes hacer con Java, como escribir bucles así

Predicate<Integer> end = e -> e < 10; int i = 0; 
for (int j = 1; end.test(i) ; i++, j++, System.out.println("i " + i)) ;

// imprime i 1, i 2, i 3...

Usar bloques de código de instancia (NO usar en código real)

class Cat {
    String name;

    {
        System.out.println("I'm a Cat!");
        name = "Meow!";
    }

    Cat() {
        name = "Garfield";
    }
}

Programar «código encriptado» 😀

class _ {
    String _ = "Hello";
}

// más adelante...

_ _ = new _();
System.out.println(_._);   // imprime "Hello"

_ $ = _;
System.out.println($._);   // imprime "Hello"

Y otras muchas barbaridades que podría añadir…

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Apple, tenemos que hablar

Estoy pasando momentos bajos en mi relación con Apple. Cuando dejé Linux y me pasé a los Macs, en 2008, todo eran vino y rosas. Descubrí un S.O., OS X, que era un UNIX bonito. Un UNIX que no tenía que preocuparme de mantener. En el que los drivers de audio siempre iban a funcionar, sin preocuparme de si eran ALSA o no. Un S.O. que además venía envuelto en unas máquinas que siempre me parecieron increíbles. Bonitas, precisas, avanzadas, potentes. Como me dijo Xeleh una vez «yo me compré un Mac para instalarle Windows porque quería tener el mejor PC portátil del mercado».

Entonces Apple sacó el iPhone 3G, y me compré uno en un viaje a Bélgica (en España aún no los vendían porque no había ninguna Apple Store por entonces). Y tras esa maravilla vino el iPad 1, el 3Gs, el iPhone 4… Apple siempre sacaba algo que me gustaba por alguna razón y que compraba, como su Time Capsule (que falló, como tantas). Y me compré un iMac (que aún tengo como máquina de escritorio principal, y como monitor para mi PC de gaming). He tenido otros modelos, desde varios PowerMac G5 hasta un Mac Mini G4 que corre MorphOS (un S.O. alternativo inspirado y compatible con el software de Amiga) o un PowerMac G3 que aún conservo.

Eran años de vino y rosas, de maravillas.

Entonces Apple sacó el Apple Watch.

Este fue el primer producto de Apple en mucho tiempo que me dejó frío. Mi mujer, por ejemplo, lo tiene y usa a diario. Pero en mi caso, que llevaba 20 años sin usar un reloj ¿cargar uno cada noche para poco más que ver la hora? Por ironías del destino, vuelvo a llevar reloj, pero en mi caso es un feísimo, durísimo, utilísimo, Polar M400 con una semana de batería que me llevo cuando voy a trotar por el campo. Por menos de 100 Eur. hace todo lo que necesito y más: registra mis carreras con GPS y monitoriza mi actividad diaria. Y da la hora. Veo que el Apple Watch es mucho más bonito, es a fin de cuentas un móvil pequeñito con correa, pero al igual que a las difuntas Google Glass, no le veo utilidad en mi caso.

Bueno, esto no es para tanto, me dije. Pronto sacarán algo que realmente me interese. Pero tras sacar el iPhone 6+, con una pantalla grande como los otros teléfonos Android que tengo, las mejoras en los iPhones me han parecido irrelevantes. Sí, mejor cámara. Sí, tienes ahora 3D touch. Vale, más potente gráficamente. Pero que no estoy dispuesto a gastarme otros 900 Eur para tener esas mejoras. Y el colmo ha venido cuando han quitado el conector para auriculares estéreo jack de 3.5mm. Se ve que alguien en Apple tuvo un problema de niño con este conector, porque el iPhone original tenía un conector de 2.5mm y necesitaba un adaptador. Y en cuanto han podido lo han deprecado. Supongo que para vender más auriculares Beats con Bluetooth. Y entiendo perfectamente la comodidad de BT, y se que con BT4 la calidad de sonido es bastante buena. Pero si voy a pagar con mi dinero un móvil, quiero que me de opciones. Como la de usar unos auriculares con cable porque suenan mejor, porque me da placer insertar el jack de 3.5mm o porque me da la gana y pago yo. Por increíble que parezca, los consumidores a veces tenemos criterio, y sabemos qué nos gusta y qué no, especialmente cuando lo pagamos con nuestros ahorros…

Y luego se han ido amontonando Keynotes horribles de Apple, en los que presentaban más y más cosas que no me interesan. Apple Music. Lo siento, pero prefiero dedicar un presupuesto de 12 Eur. mensuales y comprarme un CD en Amazon al mes. Porque me gusta abrir el CD. Porque me encanta tener la molestia de ripearlo al nivel de calidad que yo quiera. Porque es un disco físico que puedo prestar o vender si me harto de él. Porque soy viejuno. Echo de menos sentarme a escuchar música sin hacer otra cosa que escuchar la música, como cuando era un chaval. Es increíble la de notas e intrumentos que hay ahí, si les prestas atención. Bueno, eso es si no escuchas Reggaeton, claro. Estoy hablando de música…

Y los días y semanas se convertían en meses. Y el Mac Pro no se actualizaba. Los iMacs tampoco. Al final, ni siquiera los MacBooks. Los Mac Minis ¿qué era aquello? Una pena abandonar la mejor solución para tener servidores macOS (que aunque a alguien en Apple le sorprenda, siguen siendo necesarios). Y después de abandonar los Xserve y ahora dejar de lado los Mini, no se si en apple quieren que los racks donde se alojan los servidores pongamos iMacs…

Al final, la gota que ha colmado mi vaso ha sido el nuevo MacBook NoPro con ToyBar™. Un portátil en el que se destila la obsesión anoréxica por el «más delgado y ligero» que está bien, si no se pierde la potencia. Pero cuando pones un teclado, que para Joel Spolsky es horrible (y me fío algo de la opinión de este señor), no permites, tras tantísimo tiempo sin actualizar, ampliar más de 16 GB RAM, quitas las teclas físicas de función y metes un Apple Watch estirado, en un esfuerzo por dar la impresión de que innovas, te cargas el puerto MagSafe, una de las cosas que siempre me han gustado más de los portátiles Apple y metes únicamente USB-C, pues no puedo estar contento. Que USB-C que estará muy bien en el futuro, o con adaptadores, pero que como he dicho antes si pago por un producto quiero que me sirva ahora, no en el futuro. Y actualmente ni siquiera el último iPhone es USB-C, con lo cual para conectar el último teléfono al último ordenador de Apple necesitas un adaptador… Sin contar con que pasamos de conector de 30 pines a lighning ¿y ahora viene otro distinto? Esto es innovación permanente, o ansia por vender adaptadores permanente, no lo tengo claro.

Y ya se, ya. Que yo soy un caso especial. Que me gustan las cosas viejunas, los ordenadores que cargan juegos de cinta y ripear CDs. Que el ToyBar™ es una maravilla y que me quejo por vicio, y que los más de 500 Eur. que ha subido de precio el MacBook Pro teniendo (para mi gusto) menos prestaciones son perfectamente justificables por esto y por lo otro. Que no podían meter más de 16GB RAM porque entonces no duraba tanto la batería. Pero sí la pantallita de las teclas de función, que debe ser muy ecológico eso de consumir energía para que se vea tecla de ESC. Y que todo el mundo conoce mis necesidades y preferencias a la hora de comprar un portátil mejor que yo. Pero mientras el dinero salga de mi cartera, Apple, tenemos un problema. No me voy a comprar estos nuevos jueguetes con la marca Pro que has sacado. Y no voy a pagar un precio premium por MacBooks Pro con hardware de hace dos años. Así que seguiré estirando este MacBook no retina de 13″, y mi iMac de finales de 2009. Porque funcionan bien, y me parecen máquinas excelentes, y me sigue gustando tu sistema operativo, a pesar de que insistas en iCloud, que como usuario me interesa cero.

Pero tenemos que hablar, Apple, porque por primera vez desde 2008 hay en mi casa un ordenador que es muchísimo más potente que los que tú me ofreces. Es una torre. Lo uso para jugar. De momento. Y corre Windows 10. Y cada día lo enciendo más. Para jugar. De momento.

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Expectativas salariales

Muy a menudo recibo ofertas de recruiters, con tal o cual puesto que buscan cubrir. Antes de seguir, un apunte.

Ponerse tiquis-miquis con el paro que hay podría parecer prepotencia, pero la realidad es esta: no se me concedió en la cuna el privilegio Papal de estudiar informática y la automática prohibición al resto. Quien quiera puede estudiar esta carrera. En la universidad pública, nada de Oxford ni Yale. Vamos, que si se quiere se puede. No soy hijo del Marqués de Cubas. Si hay trabajo en esto y el personal se empeña en seguirse matriculando en carreras con 100% de paro la culpa encima no va a ser mía…

Los recruiters. Las ofertas. Sigamos. Siempre he pensado que cuando ofertas un puesto debes tener claro:

  • qué problema tiene que resolver la persona que venga (no basta con un «estoy agobiado de trabajo y necesito alguien que me eche una mano«).
  • con quién va a trabajar esa persona, en qué equipo va a estar y quien va a ser su responsable. Quién se va a encargar de ayudarle a adaptarse.
  • que contratar a alguien cuesta. Tiempo y dinero. Y cuando lo contratas pasará un tiempo hasta que sea productivo, entendiendo por eso que aporte a la facturación neta de la empresa más de lo que te cuesta tenerlo por allí.
  • el coste de contratar. No sólo el salario neto (que no lo puedes conocer sin saber las circunstancias particulares de la persona), ni el bruto. Además, los costes sociales, o el coste del puesto de trabajo. Un gran empresario amigo mío dijo una vez que «los trabajadores comen, cagan y mean». Desde la mesa hasta el ordenador, pasando por el coste de luz eléctrica, limpieza, etc. Tener a alguien siempre incrementa los costes. Y muchos son ocultos: línea de movil, costes de Gestoría, papel higiénico en el baño, costes de despedir a esa persona si te has equivocado, etc.

Todo esto se aleja mucho de la retórica brillante de los libros tipo «monta tu startup como en Silicon Valley» o «Silicon Valley Spanish Style». Aquí no hay «realismo mágico» sino «neorealismo cazurro». Sin mesas de Ping-Pong. Pero es que yo a lo más que he llegado es a ser empresario en mi vida. No he alcanzado los puntos de Hype necesarios ni para llegar a entrepreneur. Lo de Serial Entrepreneur (especialista en dar el pase) requiere de muchos puntos más de Karma.

Pues bien, de los puntos anteriores, el coste laboral para la empresa lo puedes calcular de antemano. Lo debes calcular de antemano. Si no, ¿qué empresario eres? Por eso me matan las ofertas de trabajo tipo:

«Cárnica Incorporated te ofrece incorporarte en Cojo-Empresa Líder en su sector, pero que no te decimos el nombre para que no vayas directamente a ellos y perder la comisión, y tan buena que no es capaz de seleccionar a su propia gente porque no sabe responder a las sencillas preguntas de arriba.

Ni idea de lo que harás allí, pero por sí acaso aquí va una lista de buzz-words para ver si puedes preparar un CV mentiroso que las incluya y así todos nos engañamos: nosotros por pedir la luna a precio de coste y tú porque piensas que vamos a contar contigo.

  • jQuery mobile, iOS (10 Años de experiencia), Java EE, SQL, Arduino y por sí acaso saber programar la TDT.

Ya, sabemos que hemos contactado contigo a través de LinkedIn y podríamos leernos tu perfil, pero es que nos da pereza y a fin de cuentas esto es recruiting al por mayor. Sabemos que a los mejores no los pescaremos con este tipo de correos, pero si a fin de cuentas la gente sigue usando Infojobs eso significa que el batallón de los tristes es amplio.

Indica tus expectativas salariales «

Vaya. Así qué ofreces un puesto pero no sabes lo que vas a pagar por el. O eso, o quieres «retribuir según valía del candidato». Lo que normalmente suele ser una subasta a la baja, a ver a quien encontramos más desesperado que acceda al salario más miserable. Porque sí tu salario es digno, o no lo es, pero es lo que estás dispuesto a ofertar, pues eso, lo ofertas. Pero no entras en estas tonterías.

A partir de ahora voy a participar en todas estas ofertas. Expectativas salariales: 120.000€ al año, netos. Y una Gameboy advance SP.

Para decir tonterías ya me basto yo solito.

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Fraudismo 101 – El audiolibro

Bueno, mejor el podcast, pero como es un ladrillo de dos horas, casi que podemos considerarlo un libro. Junto con José A. Blanco he perpetrado el episodio 40 del podcast en el que participo, We.Developers. Tengo la enorme suerte de que dos fantásticas personas (José, Ramón) me dejen compartir podcast. Y ser el más tonto de la habitación.

Es este episodio repasamos lo hablado en la serie de El Fraudismo, lo miedos, tics, fobias y problemas a los que nos enfrentamos los informáticos y concretamente los programadores. Aunque también hablamos de cómo gestionar equipos y de otras cosas. ¡Dos horas dan para mucho, especialmente a mí, que se me va la pinza!

Si tienes anécdotas, has escrito sobre el tema, tienes algo que contarnos, déjanos un comentario en la entrada del podcast. Pásate aunque sea para ver los enlaces a los posts de Joel Spolsky que deberías leer, sí o sí.

Cierro así la serie de El Fraudismo, para pasar a otros temas. Que me pongo muy pesado. Ahora tengo que buscar tiempo para publicar el libro + audiolibro en Amazon.

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Fraudismo 101 – Here be dragons

Este post pertenece a la serie Fraudismo 101, dedicada a las fobias y filias del informático. Puedes leer todos sus posts en la selección de mis posts favoritos

Diez de la mañana. Tras leer el correo, ver Twitter y otras actividades de misión crítica, accedes a aquella carpeta. Abres un proyecto de hace un año. ¡Menuda basura de código tiraba entonces!

¿Quién no ha sentido ese escalofrío alguna vez? Ese momento en el que abres un viejo proyecto y miras el código que escribiste hace tanto tiempo. Es decir, hace dos meses. Casi no quieres mirar, con miedo a lo que puedes encontrar.

Bueno, eso si puedes abrirlo, claro. Si no ha cambiado en dos meses el IDE, el Sistema Operativo, el lenguaje y el encoding de los ficheros. Pero siempre nos quedará vi. Bueno, también admito Notepad.exe. Sigamos.

Haciendo un supremo esfuerzo te asomas al abismo de tu estupidez pasada. Sientes vértigo. Y ves los dragones. Te miran, revolcándose en tu miedo, en tu vergüenza, en tu falta de Unit Tests, en tu programar de espaldas al interfaz, en tu inconsistencia al nombrar variables. En esa clase con el nombre empezando en minúsculas. No hay nada que se pueda salvar de esta basura. ¿Cómo he podido perpetrar este código? te preguntas. ¡He definido un número como un int! ¡Me he acoplado!

¡Nunca entraré en la Iglesia de la CleanCodeología!

¿Seguro que todo es tan malo? ¿Es un asco absoluto? ¿Estás seguro de que tu código te hace digno de ser azotado en la plaza del pueblo? ¿Nunca vas a tener el autógrafo de Uncle Bob? Te voy a contar un secreto: tu código no era/es tan malo: ¿No compila? ¿No resolvió el problema hace dos meses? Si da respuesta a los requisitos del usuario y funciona bien, sin errores, probablemente no sea tan malo.

Y ahora, lo bueno:

Si eres capaz de ver mejoras en código tuyo que escribiste hace un tiempo, enhorabuena: eso significa que ahora eres mejor programador.

Lo malo sería que pasen los años y continúes satisfecho all 100% del código que escribiste. Que es distinto de estar satisfecho del producto/proyecto. Me explico. El producto/proyecto es lo que disfruta el cliente. El código es lo que tú ves y conoces que está ahí. Es como en un hotel: tú disfrutas la habitación, las piscinas, el comedor. Pero no ves las cocinas, las máquinas del ascensor, los cuartos donde se guardan los carritos de la limpieza, las tuberías. Lo feo. Por eso hay veces que estás contento con una aplicación o web que hiciste, aunque sepas que se podría haber escrito mejor. Lo sabes ahora, claro.

Esta es la clave: tú no estás quieto en el tiempo. Y cuando empiezas un proyecto conoces el problema que tratas de solucionar bastante peor que al final. Por eso al final sabes que deberías haber empezado de esta u otra forma. Claro, porque ahora realmente entiendes de qué va tu programa. Ahora has dedicado montones de horas a resolver el problema y conoces mejor a tu usuario. Ahora todo es más fácil si recomenzáramos, pero no hay que avergonzarse de lo ya hecho.

Lo más normal es que ahora, que entiendes bien el problema y conoces mucho mejor tu lenguaje/framework escribas mejor código. Si no es así, sí debes empezar a preocuparte: estás en una Cárnica, en un proyecto estancado o escribes cosas en un blog en vez de subir código a GitHub.

El ansia de lo nuevo

Y claro, mientras estamos en pleno proyecto leemos sobre alguna nueva herramienta, nos hablan de una librería, vemos un vídeo o leemos un libro y seguimos aprendiendo. Y queremos poner esas ideas en practica inmediatamente. Error.

En cada proyecto, aprende una o dos técnicas nuevas e incorpóralas para siempre a tu caja de herramientas.

Si durante el proyecto te comentan una nueva forma de hacer Unit Testing, y es muy sencillo aplicarla, hazlo. Si no, crea un proyecto de pruebas para «rascarte ese picor» y prueba ahí la nueva técnica. Una vez la tengas entrenada, aplícala en el siguiente proyecto. Si no, estarás añadiendo cosas que, en teoría mejoran el proyecto pero que realmente te retrasan del objetivo: entregarlo. Y es así porque, seamos sinceros, esas nuevas técnicas no estaban planificadas en ningún sprint, ¿cierto? Pues eso: practica, anota y aplica en el siguiente. Pero no lo uses como excusa para procrastinar.

Y piensa que siempre estarán ahí. No van a desaparecer por no usarlas de golpe. Deja que maduren, y termina tu proyecto. Pruébalas y cuando estén preparado úsalas. Experimenta con gaseosa.

Rewrite from scratch

Y recuerda: a medida que conozcas mejor el problema que solucionas y la tecnología, mayor será la tentación de tirarlo todo a la basura y volver a empezar. No lo hagas. Lee mejor a Joel Spolsky.

Como verás en ese artículo (¿qué haces aquí? ¡vete y lee eso, que es oro puro!), leer código es mucho más difícil que escribirlo. Tienes que volver a pensar en qué solucionaba ese código. Meterte en la cabeza de otro (aunque sea tu cabeza de hace dos meses). Eso cuesta. Por eso inmediatamente sabemos que nuestro código antiguo es una basura. Porque no queremos leerlo de nuevo.

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Fraudismo 101 – enseñar las vergüenzas

Tu jefe entra a la oficina. Es Lunes, son las 9:30 y se nota el cansancio del fin de semana, el cansancio de los que nacieron cansados, el cansancio de las quejas por lo malo que es el trabajo (pero eso sí, no hago nada por mejorar como, por ejemplo, irme que me da pereza). Cansancio. Eso y ganas de ir a desayunar. En medio de la granja de cubículos el jefe anuncia a voz en cuello, sobresaltando a varios:

  • «a partir de mañana vamos a instalar un Wall Screen en la entrada. En este Wall Screen vamos a poner una secuencia de capturas de vuestro código sacado de los repositorios de la compañía junto con vuestro nombre y una foto. Con animaciones chulas, para impresionar a los clientes que vengan y puedan leer el código que escribimos». En broma añade: «es eso o venir a trabajar en pelotas».

El Martes, todos fueron en bolas.


Esto, que puede parecer exagerado, es lo que se produciría si de pronto tu compañía le mostrase a todo el mundo tu código de golpe. Bueno, quizás no irías desnudo, pero los niveles de ansiedad y mala leche se dispararían bastante. Enseñar tu código es una de las cosas que más estrés produce del mundo, junto con el examen del carnet de conducir y dejarle el móvil desbloqueado a tu pareja. Dado que el resto ya lo sabe todo y que sabemos que somos unos fraudes, la perspectiva de enseñar nuestro código hace que el cerebro entre en pánico.

Lo que tu cerebro imagina que va a pasar: al llegar a la oficina, todo el mundo se va a poner en pie, señalándote con el dedo y riéndose de ti, mientras terminan de colocar pancartas con «El código de Diego apesta» escrito con pintura roja y te lanzan verduras podridas a la cabeza. Te sientas y todo el que pasa te da una palmada en la cabeza junto con un cariñoso «pringao». Te han quitado el ordenador para que no perpetres más crímenes contra el Clean Coding. El tonto de la oficina se sienta a tu lado y cada dos minutos te da un golpecito en el hombro y te susurra «loser». Godzilla está en camino para comerse tu coche. Tu pareja te llama porque «tenemos que hablar».

Lo que de verdad pasaría: nada.

Y sin embargo estos miedos llenan de pesadillas las noches de los programadores. Esa es la razón de tantas risitas nerviosas cuando había que unir el código de todos en las prácticas de la Universidad. O por qué cuando se asoma tu jefe a «ver cómo va eso, que le enseñes algo» siempre se piden 10 minutos más, que ya «casi casi está, un momentito que ahora te lo enseño». Miedo. Al rechazo de tus compañeros. A no dar el nivel que se espera. A Godzilla. Es que no he terminado de pagar el coche.

Quizás el 10% de los que programan en la oficina se fijaría en tu código (que no son todos los que andan por allí). De esos, algunos usan tu mismo lenguaje, otros no. Así que estos asumen que lo haces bien porque para ellos ya eres senior. Y los que lo entienden, probablemente te hagan algún comentario positivo sobre cómo lo hacen ellos. Si es que es distinto. O que usan tal o cual librería, con lo que aprendes. O que gracias a tu código han aprendido cosas (¡de ti, de un Fraude, inaudito!). Al compartir siempre ganas. En este caso, al recibir críticas de tu código aprenderás horrores en muy poco tiempo, sin los horrores que imaginas.

«Recibir críticas == terror». Pues no. Yo invoco siempre este mantra cuando tienen que mirar mi código (por ej. en una code review):

cuando critican mi código sólo critican mi código, no a mi

Es así de simple. Sólo puedes saber lo que haces mal comparando con otros que lo hacen mejor. En cuyo caso aprenderás. Si no contrastas, no aprendes. Puedes aprender leyendo libros, pero al dejar que otras personas revisen tu código comparas de golpe con todos los libros que ellos ya han leído, gratis.

Y la gente es buena.

El doble G

Pero claro, siempre está ahí el miedo a encontrarte con el doble G (Gran Gilipollas) que sabe mucho y se reirá de ti. En mi experiencia (unos cuantos años ya) he deducido que el doble G es una ilusión paranoide colectiva producida por el exceso de radiaciones que recibimos de nuestros ordenadores. No existe. O yo no lo he visto. Es como BigFoot.

Si alguien sabe mucho normalmente es porque tiene lo que llamamos experiencia, que consiste en cometer todas las posibles equivocaciones y luego ser capaz de recordarlas. Si no las recuerdas eres un yo. Alguien así o bien te va a comentar cómo mejorar (porque ya lo sabe) o va a estar liado con sus cosas de senior y no va a tener tiempo para dedicarse a ti. Pero siempre te podrá recomendar un libro, un blog, un video. ¿Qué sentido tiene reírse del que no sabe? ¡Si ya sabes que no sabe!

Comparte

Mi experimento de los Wall Screens nunca se ha llevado a cabo tal cual. Pero existe, en la forma de repositorios públicos de código, vídeos donde apareces dando una charla a un grupo de compañeros o posts de tu blog donde hablas de tal o cual tema que ahora has dominado. Cuanto más compartas, mejor. Porque para apaciguar al monstruo del miedo no tendrás más remedio que profundizar, revisar, aprender, mejorar. Porque Godzilla te da miedo, ¿recuerdas? Luego escribir un inocente post sobre algo probablemente te convierta en un experto en ese algo. Al menos, más experto de lo que eras antes.

Combate el miedo publicando cosas. Total, lo más que te pueden decir es que yo ya lo sabía o que eres un fraude.

P.D.: Por cierto, y por si no lo has percibido, he creado un mantra. Mi carrera hacia el Olimpo gafapástico de gurú de salón avanza que da gusto.

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Fraudismo 101 – Senior en 6 meses

Este post pertenece a la serie Fraudismo 101, dedicada a las fobias y filias del informático.

«Perdona, ¿sabes dónde está Manolo?

Juan, que lleva trabajando de becario en Cárnica Consulting Inc. desde hace seis meses se quita apresuradamente los auriculares con los que escucha música electrónica para programar. Los cascos caen resonando sobre la mesa. Realmente Juan los usa para no escuchar los gritos de los comerciales en el teléfono a dos mesas de distancia. Ventajas de los espacios abiertos o granjas de cubículos. Gallinitas ponedoras. Juan no ha hablado nunca con el Jefe. Desde que entró en Cárnica sólo se ha relacionado con el pequeño grupo de personas que forman su proyecto. Desconoce todo del resto de su empresa. Ventajas de las sinergias para desarrollo humano y de tu carrera profesional que te ofrecen las grandes empresas para crecer como profesional. Y poner mejores huevos.

  • No, está de vacaciones. Le tocaba ahora, creo, ¿no?

Juan está asustado y trata de escoger con cuidado las palabras. Quiere impresionar a su jefe, pero sin que se note. No quiere parecer un listo, pero quiere dejar huella. Su cerebro es como un hormiguero pisoteado: ideas corriendo en todas direcciones, sin rumbo, sin organización. Una idea se apodera del resto. Recuerda a Han Solo diciéndole a Chewbacca «fly casual«

La voz de su jefe le saca de su ensoñación.

  • Ah, es cierto. Bueno, tú también estás en el proyecto ese de los móviles con Android, ¿no?. Vente, que te necesito en una reunión. Serán sólo diez minutos.

La reunión

Para Juan era la primera vez que acudía a una reunión. La mano que sujetaba el cuaderno con el logo de la empresa le sudaba y temía que se le cayera el boli bic al entrar y quedase mal. Había estado en este templo corporativo otras veces, pero para hablar con Manolo, su responsable. Cosas de su proyecto y eso. Para aislarse del ruido reinante.

La sala era como todas las salas de reuniones del mundo Cárnico. Una gran mesa la presidía, ya que según el manual corporativo no escrito siempre deben reunirse al menos diez personas. Que si no no se despilfarra suficiente tiempo y dinero. Imprescindible que al menos dos no tengan nada que aportar a la reunión. Avisar con 10 minutos de antelación da puntos. Sillas incómodas, que venimos a trabajar (en teoría) pero no queremos que se queden a vivir aquí. Es la versión de la dirección de comerse un kilo de churros mojados en café con sacarina. Una TV para proyectar una presentación en PowerPoint cuidadosamente inundada de datos irrelevantes, pero grande, ¡muchas páginas!, que se vea que trabajamos. Y cuadros corporativos que son como memes en papel y con marco de gente enchaquetada. De esos que tienen debajo escrito «motivación» con un ejecutivo saltando una valla con el portafolios en la mano o «trabajo en equipo» y el equipo olímpico de remo con gomina en una barca arrimando el hombro. Siempre he echado en falta uno que ponga «Siesta: lo que todos haríamos si supiésemos vivir». Lo encargaré para mi próxima estartúp.

Juan se sentó. Al parecer la reunión era con el cliente del proyecto. No tenía ni idea de quienes eran. Se intercambiaron nombres y un saludo tímido. Recogió las tarjetas que le alargaron por la mesa. Mis primeras tarjetas de visita, se decía, recogiéndolas como un trofeo y guardándolas con cuidado entre las páginas de su libreta para que no se perdieran. Era como si ya te considerasen adulto. Se excusó por no tener una.

Entonces su jefe empezó a hablar. Sobre el equipo encargado del proyecto, plazos de entrega parciales, facturas y otras cosas que para Juan eran secundarias. En su mundo, lo único interesante es el código. Y luego, de alguna manera mágica desconocida, se transforma en dinero. Como es de rigor en toda reunión, cuando habla otro que no seas tú, miras a otra parte, haces dibujitos en el cuaderno, escribes en el móvil. Hay que estar allí pero enviando el sutil mensaje esto es un tostón.

En un punto de la reunión le preguntaron sobre las analíticas que iban a usar. Aún no estaba claro si usarían las propias de Google o las de Localytics. Así que explicó, con todos los detalles técnicos que nadie había pedido, los pros y contras ende ambas. Aquello pareció impresionar a los reunidos, que afirmaban con la cabeza cada palabra de Juan.

Una idea empezó a formarse en su cabeza «estos no tienen mucha idea de esto», peligroso germen que suele desembocar en ese sentimiento, mitad complejo de superioridad y mitad asco, aderezado por horror al comparar nóminas, que los técnicos sienten hacia los responsables de negocio.

Y le volvieron a preguntar. Algunas cosas las sabia. Con otras se arriesgó y siguió un consejo de su padre «cuando no sepas de algo no digas cosas que luego te hagan quedar como un tonto». Así que respondía con detalle a lo que sabia, pasando por encima de lo que no. Flying casual. Casi podía oler a Chewbie a su lado.

Finalmente le pidieron opinión sobre tiempos, esfuerzos y una serie de ampliaciones sobre la App. Y fue aquí cuando comenzó el pánico a apoderarse de Juan. «Espera, yo sólo soy un becario, el que hace esto es mi jefe. ¡y yo qué sé!», se quejaba en su mente.

Empezó a balbucear excusas sobre no estar preparado, sobre que si eso lo hace mi jefe, pero le miraron con sonrisas y le respondieron: «bueno, tú llevas con este proyecto ya 6 meses, ¿no?»

Senior en 6 meses

Esta es una tragedia a la que todos nos hemos enfrentado. Te asignan un nuevo proyecto, con tecnologías nuevas. En parte te gusta porque hay un montón de cosas que aprender aunque a la vez te da un poco de miedo y respeto. Todo es nuevo y puedes meter la pata, claro. Empiezas a aprender leyendo y haciendo pruebas, pero te gustaría que alguien te guiara porque a medida que avanzas te encuentras con problemas y las dudas te asaltan. Si la tecnología es muy nueva puede que seas el primero en StackOverflow en hacer esa pregunta. Ser pionero da miedito.

Y de pronto han pasado seis meses. Eres de los pocos en la empresa que estabas usando esa tecnología. Arrancan otro proyecto y te etiquetan automáticamente como senior. La autoridad a la que preguntar. El que ya lo sabe todo. Y sientes la presión. Sabes algunas cosas, pero en seis meses lógicamente eres consciente de no haberte convertido en experto. Pero te preguntan. Te piden opinión. Y piensas en si estarás dando información errónea, en si hay otra forma mejor de hacerlo, en si estarás diciendo tonterías, en si eres un Fraude

Esto mismo te habrá pasado si has compartido algo por Twitter. Quizás un truco que viste mientras aprendías. O un script curioso. O un trocito de código. E inmediatamente te etiquetan como experto. Te añaden a una lista. Te llaman crack. El que sabe. El gurú.

Esto no es más que un síntoma de un problema. Las tecnologías cambian y se reinventan a un ritmo frenético. No tengo claro si avanzan, porque al final sólo son herramientas para resolver los problemas y los problemas no son tan distintos ahora y antes. El avance, tal como resalta Uncle Bob en este post no es tan evidente. Sí, ahora tenemos Swift en iOS y Android Studio en Android. Pero podíamos hacer exactamente lo mismo, quizá algo peor, con Objective C y Eclipse. No es una mejora tan evidente. Es una apuesta de futuro. Pero en un mercado en el que cada cinco años has cambiado de SO, IDE, lenguaje y frameworks me río yo de las apuestas de futuro. Ese futuro es muy cambiante.

La informática y especialmente la programación avanzan a ritmo frenético, a veces parece que a ninguna parte. Esto es otro de los detalles que hacen de esta profesión algo tan difícil: tienes que tomar decisiones y resolver problemas cuando realmente eres un novato. Un carpintero es experto tras 20 años de profesión. Nosotros con 20 años de profesión estamos recomenzando con alguna nueva cosa.

Por eso es importante ser capaz de dejar cosas atrás. De desaprender. De ser capaz de usar lenguajes que odias, para resolver un problema. Improvisar, adaptarse, vencer (sí, el Sargento de Hierro de nuevo, no doy para más como Coach). De ver lo común y general en los lenguajes y que no nos ciegue la sintaxis.

Claro, que si no quieres aceptar que siempre serás senior con seis meses de experiencia y la presión que esto conlleva siempre puedes hacerte churrero. Con todo el respeto que me merecen mis churreros de cabecera sólo necesitas: aceite caliente, palillos y darle vueltas a la masa con arte AKA experiencia. Eso no ha cambiado tanto en los últimos 100 años.

Hace 10 años aún no había salido Windows Vista. El mundo usaba XP. En Febrero de 2005 se fundó Youtube. Piensa en ello.

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Fraudismo 101 – The Silver Bullet

Este post pertenece a la serie Fraudismo 101, dedicada a las fobias y filias del informático. Tras leer que Todos lo saben todo siempre puedes saber el por qué de tener siempre El agobio de repuesto

Te ha costado dominar este lenguaje. Bueno, dominar, dominar, tampoco, sin empujar, que para eso somos fraudistas, claro. Pero ya controlas algo y cuando miras en Stack Overflow hasta comprendes el código que vas a copiar y pegar. El IDE empieza a estar dominado. Igual que las librerías y frameworks que usas habitualmente.

Y entonces el mundo conspira contra ti y tu lenguaje deja de ser cool. Y tu jefe contrata un proyecto con una tecnología diferente que nadie en la empresa domina porque lo leyó en un blog. O tu cliente quiere hacer experimentos con una tecnología tan nueva que es inestable. Y quieres morir.

A recomenzar. Otra vez. Y van n. De nuevo eres novato AKA un inútil. Te lo han cambiado todo, pero total, como sólo es programar y tú eres un crack que esto en dos semanas te lo meriendas pues ahí lo llevas: nuevo proyecto con todo nuevo y más apretado en tiempo que los tornillos de un submarino.

Tu jefe te lo propondrá como un reto.

Un inciso: siempre que tu jefe use la palabra reto, corre en la dirección opuesta lo más rápido que puedas, sin mirar atrás. En silencio, pero sin parar. Ya te enviarán el finiquito a casa. Como si tu jefe fuera un infectado: huye. Reto significa en su idioma que ha vendido algo que no sabe cómo ejecutar y que ha encontrado al que se va comer ese marrón por el mismo sueldo: tú. Porque eso es un reto para ellos: arriesgar tu prestigio profesional haciendo algo totalmente nuevo sin formación ni apoyo. Sin planificación ni margen para error. Por supuesto por la misma pasta. Y lo harás, claro, porque eres el mejor, crack

Y cuando empieces y los problemas se amontonen, acabarás maldiciendo y soltando la frase mágica: «estoy harto de cambiar de lenguajes cada 5 años. ¿Es que no puedo aprender uno que me dure para siempre?»

The Silver Bullet.

La primera vez que llegué a esta conclusión fue al empezar a trabajar justo al terminar los estudios. Hasta ahora aprender lenguajes había sido en parte por necesidad (para aprobar) en parte por placer. Conocía o había visto BASIC, Pascal, C, C++, LISP, ADA, Prolog… Pero todo desde la teoría, proyectos personales, etc.

Cuando empecé en serio me pusieron con Access y VBA. Y tuve que desarrollar una App para hacer presupuestos y ventas, stock y demás en Access que corría en ¡15 puestos! De locos. Viniendo de C++ con mi proyecto fresco VB me parecía muy chulo porque era sencillo crear interfaces de usuario pero una calamidad como lenguaje. ¿Quién se ha llevado mis punteros a funciones? Cuando me empecé a enterar me moví de empresa y en unos meses tuve que programar en C, ver HTML (ni idea por entonces), hacer una App en Delphi, tocar VB 5.0 (no VBA ni Access, VB con Visual Studio). Y la presión subía y subía. ¡Estoy harto, quiero aprender de una vez ese único lenguaje multiplataforma, multiparadigma, que con darle a un botón genere desde una web hasta una aplicación Windows o Linux!

The Silver Bullet es una vieja aspiración que he aprendido a no desear. No desear lo que es imposible tener ayuda bastante a no frustrarte y no ser infeliz. Budismo básico de manual. Sí, hay que aspirar a más, a ser mejor persona y profesional: esto no es desear en negativo. Pero en mi caso querer tener la altura de Gasol sólo me generaría frustración: eso sí es desear con toda su carga peyorativa. Y con los años me he dado cuenta de una verdad inmutable:

una vez que aprendes un nuevo concepto de programación, el lenguaje con el que lo apliques es irrelevante.

Es lo que yo llamo «carpintería». Lo difícil es entender el concepto, «hacer los planos». La ejecución debe ser sencilla (si te gusta programar, claro).

Por eso, aprende sobre patrones. Lee sobre cómo otros escriben el código. Consulta guías de estilo de tu lenguage, y sobre todo pruébalas en pequeños proyectos. Descarta lo que no encaje contigo, tras reflexionarlo. Aprende lenguajes que no tengan nada que ver con lo que haces ahora: te inocularán conceptos que desconocías y que te gustaría que tu lenguaje tuviera. Pero ¡oh sorpresa!, casi seguro que o ya existen en tu lenguaje actual o hay una manera de simularlos. Así, aprendiendo otro lenguaje siempre acabas sabiendo más del «tuyo», con el que empezaste.

Nunca vas a encontrar ese lenguaje que te llene al 100%, que nunca se cuelgue su IDE, que sea ultrarápido compilando, que tengba todas las librerías que necesitas, que se ajuste a todos los problemas… Bueno, ahora unos cuantos trolls estarán abalanzándose sobre Twitter para decirme «pero mi lenguaje hace». Ya, pero otras cosas las hará peor, o no las hará. Nunca vamos a poder escaparnos de aprender distintos lenguajes ya que los lenguajes son sólo herramientas para el programador. Ni más, ni menos. Lo más importante: que el cliente sea feliz, que tu código sea todo lo bueno y bonito que puedas escribir con tu actual nivel de conocimientos, que sea económicamente rentable. Que lo hagas con Python o con COBOL poco importa: con ambos puedes escribir maravillas o cometer aberraciones contra natura.

Así que no busques esa Silver Bullet. Ya la has encontrado. Es tu cabeza y tu capacidad de programar. En cualquier lenguaje que te echen, que para eso eres un crack

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Fraudismo 101: todos lo saben todo

Quiero iniciar una serie de posts que desde hace mucho tiempo cuento, de forma verbal, en cursos, charlas o tomando cerveza. Adelanto esto porque si hablas de la tradición verbal de una fábula inmediatamente ganas puntos de gafapastismo.

Estas historias son la constatación de un hecho: que todos los informáticos (plural genérico) somos unos tarados. A todos nos falla un fusible, normalmente el mismo. He decido escribirlos tras ver que la mayoría necesitamos un club de autoayuda ya que este trabajo estresa y agobia bastante, por razones que ahora presentaré. Compartir y descubrir estas manías te ayudará a superarlas. La corriente filosófica/psicológica que trata estas taras se llama Fraudismo

Fraudismo: disciplina que trata de explicar por qué personas normales, bastante inteligentes (más que nada porque realizan un trabajo intelectualmente complejo como es programar) se sienten como una mierda a diario y piensan que son un fraude con patas y un fracaso con DNI.

Como último aviso, advertir que algunos van a estar bastante basados en las ideas que el genial Joel Spolsky volcó en su blog, de obligada lectura, más alguna pizca personal. Como buen Fraudista me limito a regurgitar las ideas de otro y a esperar con pánico a ser descubierto. Os ahorro el esfuerzo de descubrirme y, si no has leído a Joel (yo hasta he comprado sus libros), deja todo lo que estés haciendo y ponte a ello. De nada.

Todos lo saben todo

You are comparing your backstage self with spotlight others

Esto seguro que lo has sentido muchas veces. Ser el más tonto de la habitación. Escuchar a todos hablar y darte cuenta de que o están hablando de otras cosas, o te has quedado irremisiblemente atrás. Junto con 50 puntos de tu CI. A mi me pasa mucho cuando voy a conferencias.

Bueno, eso y cuando Jonathan Chacón da alguna charla en una NSCoder Night de Sevilla. Porque alguna vez se podría llevar algún ejemplo en modo texto, algo feo y simple, vamos, lo que yo entiendo que debe programar un ciego. Y no juegos en 2D y ejemplos con SceneKit en 3D. Que acaba uno machacado y preguntándole «Jonathan, alguna vez te vas a traer algo de ciegos y dejar de humillar a los que no sabemos hacer juegos ni animaciones. Que tú eres el ciego pero yo el discapacitado para SceneKit…». Qué le vamos a hacer: Jonathan es demasiado bueno en todo.

Me pierdo. El tonto de la habitación. Seguimos.

En una conferencia ya extinta (BCNDevCon) acudí a un taller de iniciación de Unity. Pensé «Unity debe molar», así que preparé lo necesario (instalé Unity, leí algún tutorial, esas cosas) y me senté a escuchar. El instructor era un valiente, porque aquello estaba lleno de gente. Pasó unos recursos en un pendrive y empezamos a hacer cosas. Yo estaba maravillado porque podía «pintar» un mundo en 3D con aquella herramienta. Casi era magia. Pero entonces mi cerebro empezó a hacer cosas. Empecé a mirar a mi alrededor de soslayo. «Vaya, parece que soy el más viejo del lugar. Sí todos son chavales. ¡Lo que yo habría dado por aprender estas cosas a su edad!. Anda que me van a llevar un ventajón…»

Me sobrepuse y continué con el taller. Pero mi cerebro empezó a pensar «parece que todos lo llevan bien. Es más, mejor que yo. Parece como si todos tuvieran ya experiencia con Unity. ¡Eso es!. Estos ya han terminado sus primeros juegos con Unity y viene aquí a repasar«. Y es en estas situaciones cuando el pánico se apodera de ti y empiezas a pensar «no, no es que desarrollen con Unity, es que estos son los que desarrollan el propio Unity. Seguro que vienen de la empresa que escribe Unity. O eso, o lo hacen todo a pelo con OpenGL. Eso es: ¡OpenGL y ensamblador!. Y su procesador de textos es Emacs… ¡Y manejan vi con el ratón!»

Cuando llegó la pausa del café corrí a una mesa. No por necesidad de cafeína, que también, sino por escapar de la sala de los expertos, donde era el más tonto del grupo. Cuando se fueron formando grupos de café, tímidamente vas charlando, tanteando el hielo para que no se rompa bajo tus pies. Y lo que encuentras te sorprende: todos pensamos que los otros ya lo saben todo. Más que nada porque no podemos meternos en sus cabezas. Y siempre nos ponemos en lo peor.

Me ha pasado en clases magistrales de Core Data con Marcus Zarra, y Alan Cannistraro preguntando sobre multi hilo. O en la NSSpain escuchando a Peter Steinberger hablar de desarrollo en C pelón con Cocoa.

Pero resulta que esa es la mejor situación en la que puedes estar. Una vez identificado el autoengaño de tu cerebro, cada vez que he sentido lo mismo he pensado:

«Bien, si soy el más tonto de la habitación lo único que puede pasar aquí es que salga aprendiendo algo».

Sólo invocar este mantra aleja el pánico. Porque es cierto que uno sabe PHP, y otra C++, y la de más allá Perl. Pero no es cierto lo que nuestro cerebro nos hace: que pensamos que ya deberíamos saber a la vez PHP, C++ y Perl porque ellos ya lo saben, que a ver qué has estado haciendo con tu tiempo, que tienes que ponerte al día. Reunimos lo mejor de cada uno y lo convertimos en un yo ya debería saber todo esto.

¿Y qué podemos hacer una vez localizado el engaño?

En mi caso, lo primero que hago es preguntarme si realmente es necesario que sepa R, Ruby, Cocos2D y Scala. Hay que decir no a todos menos a uno. Y escojo el que, de los que me atraen más, pienso que me puede ayudar mejor en mi trabajo. Quizás porque me enseña cosas desde un punto de vista distinto.

Una vez localizados los objetivos lo siguiente es crearme proyectos en Things con cosas que quiero aprender y acciones concretas: ver este vídeo, leer este post, hacer un ejemplo de tal cosa. Y así voy aprendiendo. No tanto como quisiera, pero este miedo lo he superado. Y tú puedes, también, siendo consciente de que todos pensamos lo mismo: que todos lo saben ya todo. Y es mentira.

Aprende y disfruta mientras aprendes. GOTO 10. No hay más.

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