Mi nuevo ordenador es un iPad

Escribo esto en mi «poor man´s iPad Pro». Es un iPad normal, modelo 2018, color Space Gray. Eso sí, con 128 GB de almacenamiento interno, porque la nube no siempre está disponible. Prefiero controlar mi almacenamiento. Cosas de abuelete. Es un «iPad Pro para pobres» porque me he comprado el Apple Pencil (1ª generación, que es el que soporta este iPad), y un teclado/funda de Logitech. Y, la verdad, el combo me está encantando.

Mi nuevo iPad

En casa siempre hemos tenido un iPad. Desde el iPad 1 (que era oficialmente de mi mujer). Mi primer iPad fue un iPad 3, el primero con pantalla retina. Lo compré para leer libros y comics, entre otras cosas. Pero la verdad es que mi relación con el iPad siempre ha sido de indiferencia/aburrimiento total. No se por qué, pero no era capaz de encajarlo en mi flujo de trabajo habitual. Como muchos informáticos, veía la potencia del hardware del iPad desaprovechada por su software. ¿De qué me sirve tener un procesador y GPU tan potente, o esos resultados en benchmarks, si luego no puedo ejecutar un simple emulador o un entorno de desarrollo en el iPad? Así que siempre volvía al portátil, que para eso tiene teclado y es un ordenador de verdad. El iPad, para que los niños jueguen al Minecraft.

A todo esto siempre han ayudado dos cosas. La primera, que soy un abuelete y prefiero un ordenador en el que pueda trastear por encima de todas las cosas. La segunda, que cuando antes trabajaba usaba mi portátil, por supuesto siempre sincronizado con mi Hackintosh y mi iMac usando Syncthing, Al tener en el ordenador las cosas de trabajo y mis cosas personales mezcladas, era sencillo echarle un ojo al correo o mirar esto o aquello en un momento. La frontera entre trabajo y usar mi ordenador para cosas personales era complicada. Siempre estaba usando el ordenador. Para algo.

Pero todo esto ha cambiado en 2018. El iMac está fuera de servicio actualmente (tarjeta gráfica kaput). Empecé a trabajar en Teamwork.com (la mejor compañía del mundo, en la que estoy súper contento, por cierto, buscamos gente) y me dieron un MBP para el trabajo. Decidí tener completamente separadas las cosas de trabajo y las personales. No instalar en el portátil de trabajo nada que no fuese de trabajo. Por aquello de separar mentalmente los contextos, algo importante si, como yo, trabajas desde casa. Ahora, abrir el portátil de Teamwork significa «cerebro, vamos a trabajar». cerrarlo significa «esto se acabó, ahora tus cosas». Pero la realidad es que mis cosas no han funcionado este año.

Sólo el hecho de tener que ir a por el otro portátil, que a veces esté sin batería, subir una mochila, bajar otra… Me daba una pereza infinita. Y cuando me sentaba frente al Hackintosh lo único que me apetecía era arrancarlo en Windows 10 y jugar. Así que ya no tengo Hackintosh. Resultado: he dejado de escribir en el blog, he reducido mi presencia en redes sociales, no voy a meetups y tengo ahora mismo 178 correos sin leer, mis tareas personales, antes organizadas en Things son ahora un desastre… Incluso importar fotos, organizar mi música se ha convertido en un problema. Todo, porque hay que ir a por el ordenador. El ordenador me impide hacer cosas.

Así que me he comprado este iPad. Le tenía ganas al Pencil. Siempre me ha gustado dibujar, pero volvemos a lo mismo: ir a por los lápices, libreta, etc. me suponía una barrera. Y también me frenaba mucho una estupidez mental muy mía: dibujar mal y ¡oh, no!, no poder corregirlo, emborronar el papel… Esto es una tontería, porque lo que yo busco dibujando (como cuando escribo) no es tanto el resultado, sino el placer que me reporta tener el cerebro haciendo sólo una cosa durante un rato. Siempre te gusta dibujar algo bonito, pero lo importante es la práctica, no el resultado (al menos para mí). Obligar al cerebro a hacer sólo una cosa y que el tiempo vuele es el descanso definitivo. Se ve que esto se me había olvidado. El caso es que no dibujaba.

Con el teclado puedo escribir sin limitaciones. Me gustan los teclados físicos, qué le vamos a hacer. Y con este iPad puedo abrirlo y en segundos estar escribiendo en mi WordPress. Fricción cero. Espero que eso se traduzca en volver a escribir.

Así que ahora mismo mi ordenador principal para mis cosas privadas es este iPad. Quiero forzarme a que así lo sea. Aunque tenga problemas y me encuentre con ciertas estrecheces al usarlo. Limitaciones casi siempre debidas al software, bien por la calidad de las apps o por las limitaciones que Apple nos impone. Ya, problemas del primer mundo. Pero para bien o para mal son mis problemas.

Quiero ver si, aún con estas limitaciones, la inmediatez de uso, la menor fricción y la disponibilidad que me da el iPad me ayudan a hacer cosas. Y me quite la manía de tengo que hacer cosas en un ordenador de verdad. De momento, la sensación de liberación es enorme: puedo hacer casi todo lo que hacía con el portátil, excepto programar (ya se, puedo usar Playgrounds o Pythonista, pero para programar sí o sí quiero una consola a mano). Y para programar me estoy planteando una serie de herramientas y workflows que darán para unos cuantos posts. Y puedo hacer otras muchas cosas que en el ordenador no podía hacer o no me apetecía hacer.

Quién me lo iba a decir…