La delgada línea roja

No, no voy a hablar de una película conocida, junto con El hombre que susurraba a los caballos por ser la cura definitiva del insomnio.

Voy a hablar de la línea que me marca que alguien no va a ser cliente mío. O visto desde el otro punto de vista, que no voy a trabajar para él. Como prefieras verlo. Tras muchos errores y problemas, creados por mi incapacidad a la hora de estimar y por los tipos de clientes he llegado a tener una serie de reglas que sigo escrupulosamente. Puede ser que te parezca demasiado exigente, o que no voy a tener trabajo si hago todo esto. Pero la realidad es que sigo teniendo clientes, sólo que son buenos y no malos.

Nunca trabajes con particulares

Nunca, nunca, nunca trabajes con particulares. Especialmente si son del tipo he tenido una idea. Si has tenido una idea, y es tan fantástica ¿por qué no has constituido una empresa para ello? ¿No eres capaz de arriesgar los 100 Eur que suponen hoy en día crear una Sociedad Limitada y pretendes que yo crea en tu proyecto?

¿Qué sucede si las cosas van mal? Con una empresa tienes ciertas garantías, aunque si las cosas vienen mal siempre va a ser un problema. Al menos puedes emitirles facturas y no van a empezar a llorarte con que el IVA es muy caro, ni vas a tener que explicarles cómo instalar Skype o Dropbox.

Lo siento, pero nunca trabajo con particulares. Sobre todo, porque lo he hecho, me he equivocado, me ha salido fatal y nunca más lo haré. Y tú no deberías.

No sin mi contrato

Realmente un contrato tampoco te protege de nada, porque siendo un simple freelance y con las tasas judiciales actuales de por medio andar litigando es casi más costoso que perder el tiempo dedicado al proyecto.

¡Gracias, Gobierno, por facilitar tanto la actividad económica!, si lees esto sube por favor el coste del autónomo, que aún te quedan tres por machacar del todo.

Por eso es mejor establecer puntos intermedios en los que puedas facturar con una entrega parcial. Y pedir algo por anticipado. En esto tengo que mejorar. Me cuesta mucho pedir dinero sin haber entregado aún nada a cambio, pero es una buena forma de comprobar si al menos hay voluntad de pagar.

NDAs sólo para empresas grandes y proyectos concretos

Puedo entender que una empresa grande no quiera perder su ventaja competitiva y me solicite un NDA. Porque se lo exige su departamento legal y eso. Pero hasta ahora al menos me han contado los detalles generales por encima, para saber de qué estamos hablando.

Me resulta muy tierno que alguien contacte contigo y, antes de darte los buenos días, te pida un NDA. ¡Y es que son todos!. ¡No lo sabía, pero estoy rodeado de genios!. Todos tienen ideas buenísimas. Eso sí, no tienen ni idea de cómo ejecutarlas, ni de montar empresas, ni de nada, pero lo del NDA se lo han aprendido perfectamente.

Contactan y te piden referencias. Suficiencia técnica. Que si sabes de lo tuyo, vaya. De hacer Apps en mi caso. Honestamente les digo que no, pero que voy aprendiendo y que algunas cosas las hago medio bien. Eso sí: se enfadan cuando les pregunto por sus casos de éxito: otras ideas que han convertido en empresas, cuánto facturan al año, exits que han negociado, etc.

No son capaces de explicarte su idea, no sea que en cinco minutos, antes de ducharte, se la clones. O que les quites el trozo de queso, digo el cliente. Pues perdona, pero si tu idea es tan sencilla de clonar probablemente la idea no es lo importante. Lo importante es la ejecución.

Hoy he tenido una idea: montar un servicio de música por streaming. Seguro que a nadie se le ha ocurrido. Y total, crear las Apps, servidores, cerrar los acuerdos internacionales con la industria musical, los pagos, etc. debe ser sencillo.

Socios Tecnológicos == Trabaja gratis

Si alguien te propone ser su socio tecnológico (antes, por supuesto, tendrás que firmar un NDA para conocer su idea de una App para puntuar restaurantes con el móvil), quiere que trabajes gratis. Con ilusión y ganas, ¡que no te implicas!.

En este caso GOTO Los ideístas